El estadio de Miami ardía bajo las luces y la euforia de un
nuevo partido amistoso de la selección argentina. Entre la multitud y los
flashes, una figura sobresalía no por su camiseta ni por su grito de gol, sino
por una escena fuera del campo: Agustina Kogan, influencer invitada, decidió
apuntar su cámara y su admiración hacia un protagonista indiscutido. En su
video, ligero y desenfadado, confesó ante miles de seguidores lo que muchos
piensan en silencio: “Etiquétenlo así lo ve, te amo Lauti”. Esa frase flotó en
las redes como chispa encendida.
Pero nadie —ni la propia Agustina— imaginó la avalancha que
vendría después. Lo que empezó como un chiste viral terminó con las etiquetas
dirigiéndose en masa hacia un nombre muy distinto: Agustina Gandolfo, actual
pareja del futbolista Lautaro Martínez y madre de sus dos hijos. ¿La razón?
Usuarios que, lejos de limitarse a reír, soltaron comentarios que rozaron la
insinuación y hasta la acusación: consideraron que había pruebas necesarias para
catalogar a Kogan como la “amante” oficial del deportista.
Aquí comenzó la verdadera tormenta y Gandolfo respondió con
la furia de quien no teme al ruido virtual. “No le quería dar engagement, pero
le vamos a dar una mano a ver si le llega algún laburo y no tiene que trabajar
con señores mayores que le pagan palcos para presumir que se lo dio un
jugador”, escribió, cortante, tajante. “Me lo borró. Decía, si me tuviese que
preocupar por este cachivache chicos… nos reímos todos de ella”, lanzó en otro
mensaje, rápidamente retirado por la creadora de contenido, pero no lo
suficiente para calmar la tempestad. ¿Se podía volver atrás después de tanta
exposición?
La pareja de Lautaro Martínez no retrocedió. Todo lo
contrario. Publicó en sus historias de Instagram lo que suele mostrar: su
rutina, elecciones de moda. Pero esta vez, la frase al pie de una de las
publicaciones tenía el filo de la ironía: “Sí, hermanas, me levanté rota los
huevos”. Era imposible no leer entre líneas la referencia a la polémica.
En el otro rincón virtual, Kogan sorteaba una marejada de
mensajes hostiles tras su video. Optó por aclarar su posición: “Gente, para que
terminen de especular. Al partido fui a trabajar. Algunos de ustedes me pasaron
a saludar y qué risa. Ese pase fue por estar laburando ahí”, resonó en sus
historias y, con eso, dio por finalizado el malentendido sobre su presencia en
el palco preferencial.
Pero los detalles siguieron alimentando el fuego. La
influencer —además del acceso privilegiado en el estadio— consiguió conocer
jugadores y se llevó a casa una gorra autografiada por Emiliano ‘Dibu’ Martínez.
“Qué lindos días... vieron quién me firmó la gorra, escribió emocionada,
tratando de dirigir la atención hacia los frutos de su trabajo.
Mientras tanto, los comentarios seguían en ebullición. “Le
mando paciencia a la mujer de Lautaro. No voy a explayarme más porque me bajan
el comentario”, sumó una usuaria. “Es la bebé reno de Lautaro”, gritó otra,
desatando carcajadas y críticas. “Agus, respeta a Lautaro Martínez que tiene
familia, no seas pesada con él, por favor”, exigieron en tono más severo,
mientras otros defendían a Kogan: “¿Ustedes la ven a Antonela Roccuzzo comentando
publicaciones de otras mujeres sobre Messi? ¿No, verdad? Entonces seguí
disfrutando de tu ídolo y amor platónico Agus Kogan, que en las redes hay gente
muy poco feliz y ni hablar de la mujer de Lautaro que tiene tiempo de ocuparse
de vos”.
En este panorama, la propia Kogan estuvo al aire del ciclo
PuroShow (El Trece) donde dejó en claro sus sentimientos: “Creo que hay un
malentendido en el cual se fue de tema totalmente, en el que no estoy de
acuerdo, no estoy a favor del acoso que se está haciendo, de los comentarios
fuera de lugar que se publicaron en mi posteo, cuando la realidad es que soy
simplemente la fan”. Para luego continuar: “Simplemente, lo amo a Lautaro y no
lo voy a dejar de amar. No voy a dejar de amar también el fútbol como lo hago”.
Para el final de la charla, habló a cámara, esperando del
otro lado la escuche la mujer del futbolista: “Yo no estuve con él, con tu
marido. No me interesa, lo amo de sentido de fan. Me gusta cómo juega y no me
voy a buscar otro para el Mundial. Lo voy a seguir bancando a él. Me parece muy
fuera de lugar que me amenaces. No lo apoyo y me parece horrible que normalicen
algo así, que normalicen difamar mi nombre de esa forma, siendo algo ilegal”,
cerró.
En el campo, Lautaro Martínez seguía corriendo detrás de la
pelota. Pero afuera, el juego era otro: likes, frases filosas y un fandom que
observa, juzga y, a la menor chispa, incendia las redes. ¿Hasta dónde puede
llegar una broma, una admiración pública, cuando el amor y la fama cruzan la
delgada línea de lo privado y lo viral?


Redes