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Stanley en Argentina: Habló el grupo que los importa y aclaró por qué su valor es tan algo en nuestro país


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Los termos Stanley, nacidos en 1913 y convertidos en un fenómeno global en los últimos años, también ganaron un lugar de privilegio en el mercado argentino, donde se convirtieron en objeto aspiracional pese a los altos precios y la caída del consumo.


En el país, la marca es importada desde 2015 por Grupo Mendizábal, que logró multiplicar su presencia en apenas una década. La compañía pasó de 30 a más de 100 empleados, suma ya 10 locales propios, tiene distribución en unos 14.000 puntos de venta y planea nuevas aperturas en shoppings como Alto Palermo, Unicenter, Parque Brown y Pilar. Para 2025 proyecta un crecimiento del 30% en ventas y una facturación de 60 millones de dólares.


El costo de los productos en Argentina es sensiblemente más alto que en otros mercados. Un termo clásico se ofrece a 139.000 pesos (equivalentes a unos 106 dólares), mientras que en Brasil ronda los 84.845 pesos y en Estados Unidos puede conseguirse por unos 47.000 pesos a través de Amazon. El importador explica esa diferencia por la carga impositiva nacional y municipal, los aranceles de importación, los costos logísticos y laborales. También influye la estrategia de la casa matriz, que posiciona la marca con distintos precios según cada país.


Para adaptarse a las costumbres locales, Grupo Mendizábal trabajó junto a Stanley en productos diseñados especialmente para la Argentina: mates, bombillas, yerberas y termos con pico cebador. Incluso lanzaron una edición especial junto a Lionel Messi, que se convirtió en uno de los más buscados.



Pero junto al crecimiento, la compañía enfrenta un problema que amenaza el negocio: el avance del contrabando. Según datos del sector, en los últimos meses se detectó un fuerte ingreso de termos falsificados o sin certificación, principalmente desde Bolivia, que importó cerca de cuatro millones de unidades de bajo costo que luego cruzaron hacia el mercado argentino. Esto genera un riesgo sanitario y, al mismo tiempo, una competencia desleal que golpea directamente a los comercios oficiales.


De esta forma, Stanley y su importador local se encuentran ante un escenario de doble desafío: sostener la expansión de la marca en Argentina y, al mismo tiempo, dar batalla al contrabando que amenaza con desvirtuar el fenómeno de consumo más fuerte de los últimos años.


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GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo