Hace más de 30 años que Juan Fossaroli cubre cada rincón del planeta con la Fórmula 1. Desde la gorra que le lanzó Ayrton Senna hasta las fiestas privadas en Mónaco y el boom de Franco Colapinto, su historia mezcla sacrificios familiares, pasión y momentos únicos.
Infancia entre Nueva York y un taller con olor a nafta
A los 5 años se fue a vivir a Nueva York. Volvió rebelde, tanto que en cuarto grado lo ataron con sogas a una silla. En el colegio se destacaba en inglés, pero le costaba el castellano. Su refugio: el taller mecánico de su padre, ex piloto de categorías regionales. Ahí nació el amor por los autos.
—"Ese olor a nafta me fascinaba. Jugaba a meter cambios", recuerda.
Vivió también en Venezuela. Amó a su abuela Chana, sufrió la separación de sus padres, y se hizo de River… solo por llevar la contra.
El salto a la Fórmula 1 y el valor de hablar inglés
A los 17 empezó a trabajar en una productora vinculada con Felipe McGough y Nicanor González del Solar. El idioma fue su llave maestra.
—"Había chicos más preparados que yo, pero no sabían inglés. En la F1, si no hablás inglés, no existís", dice sin vueltas.
En 1992 cubrió su primer Gran Premio en Montreal. Nunca más frenó. Hoy lleva cerca de 500 carreras presenciales.
Senna, un mito personal
En 1993, en Brasil, vivió un momento mágico. Ayrton Senna ganó, abrazó a Fangio y lanzó su gorra desde el podio. Fossaroli estaba a 30 metros. La atrapó con el puño. La escondió bajo su campera.
—"La guardé 11 años. Nunca la lavé: tenía olor a champagne."
La perdió en una mudanza. La mujer que ayudaba en la casa la tiró por error. "Se fue como llegó: mágicamente", lamenta.
Las locuras por cubrir carreras
Hubo un año en el que estuvo más de 300 días fuera de su casa. Casado con Carolina y padre de tres hijos (Santino, Sol y Sofía), admite que se arrepiente de algunas ausencias.
—"No podía faltar a una carrera. Hoy me doy cuenta de que hay cosas más importantes", reflexiona.
Fiestas, glamour y Mónaco desde adentro
Fossaroli vivió fiestas en yates, celebraciones con Checo Pérez en piletas y hasta jugó al polo en camellos con Verstappen.
—"Mónaco es único. Aunque la carrera sea aburrida, el espectáculo que lo rodea es incomparable."
Confirmó que una amarra en la bahía puede costar 70.000 dólares y que el yate de Flavio Briatore, el "FB", sigue siendo de los más imponentes.
Colapinto, el chico de oro
La relación entre Fossaroli y Franco Colapinto traspasó la pantalla. Compartieron hoteles, charlas y asados. Para el periodista, el argentino tiene madera de campeón:
—"Franco es real. Lo que toca lo convierte en oro. Va a estar muchos años en la F1."
Confirmó que Red Bull estuvo interesado y que James Vowles, director de Williams, fue clave en su llegada. También destacó que Flavio Briatore lo sigue de cerca.
¿Senna o Hamilton?
Elige a Ayrton, aunque valora a Lewis.
—"Senna murió a los 34. ¿Qué más hubiera logrado? Igual, estadísticamente, el mejor es Hamilton."
Última reflexión
Juan Fossaroli sigue recorriendo el mundo con la F1, pero con otra mirada. Hoy valora más el equilibrio familiar y sabe que no todo se trata de sumar carreras.
—"Nadie te da una medalla por no faltar nunca. Aprendí a priorizar."




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