Ricardo Iorio irrumpió en la escena de nuestro rock a
principios de los ochenta y desde ese momento construyó una enorme carrera
musical que lo consagró como el máximo referente del heavy metal nacional,
además de un músico querido y muy respetado por sus colegas, de estilos y
raíces diversas. De una personalidad fuerte, fiel a sus ideas, vehemente y
directo, fue protagonista de declaraciones polémicas que lo metieron en líos
más de una vez. A los 61 años su corazón dijo basta y ahora queda para la
eternidad uno de los legados musicales más ricos creados en la Argentina.
En los años posteriores a la última dictadura militar, Iorio
le dio forma a V8 junto a Alberto Zamarbide, Osvaldo Civile y Gustavo Rowek; y
de la mano de Pappo formó parte del Festival B.A. Rock de 1983, un evento en el
que se la banda se destacó entre un público hippie que no esperaba ver algo
así.
Luego Iorio encabezó Hermética, otra de las bandas
legendarias del rock pesado que tuvo al nacido en Caseros como un letrista de
alto nivel, preocupado por la realidad del trabajador que vivía golpeado en los
noventa. En la primera formación estuvieron además Claudio O’Connor, Antonio
Tano Romano y Fabián Spataro.
La tercera fue Almafuerte, banda que conformó junto a
Claudio Marciello y Claudio Cardaci, quedando él como cantante y líder, ya sin
la responsabilidad de tocar el bajo.
Su música y sus letras fueron traspasando las fronteras del
heavy metal, logrando la admiración y el respeto de otros músicos y de figuras
del folclore nacional, estableciendo relación con históricos referentes en todo
el país -"Peso Argento", el disco que grabó en 1997 junto a Flavio
Cianciarulo, bajista de Los Fabulosos Cadillacs, es un ejemplo perfecto del
sentir y pensar de Iorio-.
En 2017 anunció la separación de Almafuerte, se fue a vivir
al campo y desde allí moldeó su camino solista. Grabó un disco de tangos y
continuó tocando en los shows viejos clásicos de otras épocas.
Este año estaba llevando a cabo "Unas estrofas más -
Gira Federal 2023", una serie de recitales que lo estaban haciendo
recorrer ciudades importantes del país. La última fue Rosario, hace menos de
dos semanas.
Iorio defendió las ideas nacionalistas y se encargó en cada
entrevista que dio en destacar la historia y las costumbres argentinas,
principalmente en los pueblos más alejados de la Capital. En más de una ocasión
cometió exabruptos al declarar, con expresiones xenófobas y antisemitas que
originaron el repudio inmediato.
Pero Iorio nunca perdió el respeto y la admiración de sus
amigos de toda la vida: fue un personaje amado y odiado por igual,
extremadamente influyente en el público metalero pero también en el mundo del
rock en general, por lo que representó como cantante y fundamentalmente como
letrista -uno de los mejores-.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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