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Dijo que mataron a su novio en un robo, pero terminó presa por una pista



Un técnico en equipos de refrigeración fue encontrado asesinado a puñaladas dentro de un tanque de agua en una casa de la localidad bonaerense de Temperley. Si bien, en un principio, una mujer que dijo ser su novia contó que lo habían matado cuatro ladrones que entraron a la vivienda, tras una serie de contradicciones terminó detenida como presunta autora de un homicidio agravado por el vínculo.

El hecho ocurrió este domingo en un domicilio de la calle Sáenz Peña al 2100, en la zona de Villa Galicia, donde a raíz de un llamado al 911 llegó la policía a las 9 de la mañana. Al allanar la propiedad fue que se toparon con un tanque de agua en desuso que había en el patio y, en su interior, estaba el cuerpo del dueño de la casa, un hombre de 56 años llamado Juan Mangoni.

De acuerdo a la causa, la presunta novia de la víctima, Adriana Luzuriaga, le contó a los efectivos de la comisaría 8va. que esa misma madrugada alrededor de las 4, cuando ella y Mangoni todavía dormían, los sorprendió una banda de delincuentes integrada por tres hombres y una mujer, todos con el rostro cubierto con pasamontañas.

Luzuriaga declaró que su pareja ofreció resistencia para evitar el robo y que fue entonces cuando los ladrones lo asesinaron a puñaladas y la obligaron a ella a introducir el cuerpo de Mangoni en el tanque de agua de plástico que tenían en el patio.

“No creemos que ella haya podido meter sola el cadáver en el tanque, por el porte de la víctima”, contó a Télam una fuente cercana a la investigación. Por otra parte, cuando los efectivos notaron que el lugar había sido lavado, la mujer explicó que los delincuentes también la habían forzado a limpiar la escena del crimen.

Las contradicciones del caso

Peritos de la Policía Científica realizaron pruebas de luminol y detectaron que pese a haber sido lavada, la escena primaria del crimen había sido la entrada a la casa, en el living y, al retirar los muebles, advirtieron de debajo de algunos se había escurrido sangre que no había llegado a ser limpiada.

Los investigadores indicaron que en ese momento la mujer empezó a incurrir en una serie de contradicciones, como cuando se desdijo de la versión inicial y aclaró que los asesinos no eran cuatro, sino sólo dos, un hombre y una mujer, de entre 19 y 27 años, aproximadamente. También dijo que habían ingresado por los fondos, pero los peritos determinaron que resultaba imposible debido a la altura de los muros que rodean la edificación.

Luzuriaga había dicho además que cuando asesinaron a Mangoni se dio una pelea “a los gritos”, pero ninguno de los vecinos llegó a escuchar nada. A su vez, los peritos no encontraron ningún acceso violentado y se verificó que la casa poseía alarma pero que estaba desactivada.

Por último, lo que terminó de complicar a Luzuriaga es que tanto el teléfono celular de la víctima como el suyo, que según su propio relato habían sido robados por los delincuentes, fueron encontrados tirados en el inodoro.

Además, se secuestraron una computadora y una notebook bajo la ducha abierta del baño, en una clara maniobra por dañar los elementos donde podrían haberse almacenados las imágenes de las cámaras con la que contaba la propiedad.

Como la denuncia original señalaba que se trataba un homicidio en ocasión de robo, en la causa comenzó a intervenir la Unidad Funcional de Instrucción 11 Especializada en Entraderas, de Lomas de Zamora, a cargo de Ricardo Silvestrini. Pero, ante todo el cuadro de indicios y las contradicciones de su testimonio, Luzuriaga terminó detenida acusada del delito de “homicidio agravado por el vínculo”.

Descartado el crimen en el marco de un robo y al verificarse que no hubo faltantes, Silvestrini declinó su competencia y la causa pasó a la órbita de la UFI 16 Especializada en Violencia de Género y Violencia Familiar, a cargo de la fiscal Marcela Juan, quien indagará a la imputada en las próximas horas.



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