Julio “Chocolate” Rigau vaciaba sueldos de $580.000 con las
tarjetas y claves de gente que mayoritariamente dice que era un amigo, un
compañero o un gestor filantrópico. Ahora, los legajos de Personal de esos
empleados legislativos permiten seguir contando la historia que tiene a la
política en mute hace casi veinte días. Si una de las grandes preguntas es el
por destino de esta recaudación mensual de mínimo $27.000.000, la otra es por
la relación de los dueños de las tarjetas con el empleador estampado en ellas:
“Honorable Cámara de Diputados”.
¿Desde cuándo se vinculan con Diputados? ¿Son contratados o
forman parte de una planta? ¿Qué bloque, qué Secretaría, Presidencia o
Vicepresidencia dispone de estos hombres y mujeres de distintas edades y zonas
de la provincia de Buenos Aires cuyos sueldos vaciaba Chocolate?
Telenoche accedió a los legajos de Personal. Esos documentos
están firmados por Víctor Hugo Vigano, Jefe de Departamento de Registro de
Personal de la Cámara de Diputados, contienen la planilla llamada “foja de
servicios” y finalizan con una “declaración jurada” de 2022.
La declaración jurada tiene datos personales del dueño de
cada legajo (es decir, el dueño legal de cada tarjeta que en la vida real usaba
Chocolate). A veces figuran “otras actividades” declaradas. Por ejemplo: “Casa
de cambio. Tigre. Media jornada”. O: “Empleado administrativo. 7 a 13 h”. Y
finalmente, se observa la “repartición” asociada a ese empleado, que siempre es
“Bloque Político”. Al tratarse de una declaración jurada, esta hoja presenta
una firma holográfica (en algunos casos, firma y aclaración). Es decir, alguien
puso una firma allí en carácter de empleado de la Cámara de Diputados.
La foja de servicios es una planilla con varios campos:
categorías, reparticiones y tipo de actos administrativos. En apariencia, se
trata siempre de una sucesión de contratos anuales que se van renovando
cumplido ese plazo. La columna repartición trae el contenido político. Lo que
surge de su análisis es que, lejos de figurar siempre ligada al mismo bloque u
oficina, cada persona (cada contrato) fluctúa.
Durante su relación con Diputados, un contrato matchea con
distintas reparticiones. Dentro del historial –que en varios casos se extiende
por décadas– ese contrato cambia de manos. En algunos años puede aparecer
asociado a un bloque político (Frente para la Victoria, Frente Renovador,
Paufe, Cambiemos, etc.) y al año siguiente puede figurar en el bloque
contrario.
Pero no sólo eso. El mismo contrato puede aparecer en otro
momento atado a la repartición “Bloque político”. Y también puede figurar así:
“Vicepresidencia HCD”. “Presidencia HCD”. “Secretaría de Desarrollo
Institucional” (una de las grandes áreas de esta Cámara). “Dirección General
Legislativa”. Así ocurre en varios casos según los documentos a los que accedió
TN.
Los contratos de locación y la gente de “Bloque Político”
Las tarjetas de Chocolate son instrumentos para recaudar y
todo indica que provienen de contratos de locación de servicios que gestiona la
Presidencia de la Cámara (sea cual sea su ocupante de turno). Una de las claves
de esto está en la ley que fijó el presupuesto de Diputados para 2019, ya que
uno de sus artículos introdujo una modificación importante y abrió más la
puerta para este tipo de contratos.
El artículo 4 de la ley 15097 determinó que se pueden
destinar partidas para contratos de locación de servicios “para su prestación
en todas las áreas dependientes de esta Honorable Cámara, incluyendo aquellas
pertenecientes a cada bloque político”. Además, ese artículo dice que los
“locadores” cobran en la escala “Bloque Político”. Y que la Presidencia de la
Cámara de Diputados puede subir los montos de estos contratos y agregarles
sumas (remunerativas o no, bonificables o no) sin tener que suscribir nuevos
contratos.
Los contratos de locación de servicios que se financian con
el presupuesto de Diputados tienen aguinaldo y están sujetos a descuentos
previsionales y asistenciales, siempre según la ley de presupuesto de 2019. Es
decir, tienen sueldos con la escala de “Bloque Político” (los de los 48 rondan
los $580.000), jubilación y obra social. La existencia de estos beneficios como
parte de los contratos alimenta la hipótesis de que podría ser este el pago por
prestar un nombre para el circuito de Chocolate.
Alguien de Bloque Político es un empleado contratado para
cumplir funciones a las órdenes de los Gabinetes de las Presidencias de Cámara,
o de un legislador provincial, o en un bloque partidario o funciones de
asesoramiento político en una comisión, o el destino que la Cámara le asigne.
Así de amplia es la categoría.
Bloque Político es un agrupamiento de personal (así como hay
para “técnicos”, “administrativos”, “de comedor”, “obreros”, “comedor”). Bajo
este paraguas puede entrar desde un secretario de bloque, hasta un asesor, un
jefe o un oficial. Y pueden ir a trabajar o no. A su vez, Bloque Político
funciona según los legajos estudiados como “repartición” en varios momentos de
la “vida laboral” de los 48 contratados fantasma. Como si en esos momentos los
contratos estuvieran en un limbo. No fue posible por ahora contrastarlo con
respuestas institucionales.
Siempre hubo empleados fantasma, pero antes de 2019 estos
contratos en general se cobraban sin tarjeta, por ventanilla, mediante los
llamados “servicios de tiquetera”. En algunos casos, el Chocolate de turno iba
a la caja del banco. En otros casos participaba algún empleado del banco, que retiraba
el efectivo y se lo entregaba a otro eslabón de la cadena. Una causa que
investigó este esquema quedó archivada en una vieja fiscalía del fuero penal de
La Plata.
Rigau en cambio tenía que trabajar duro para vaciar los
sueldos con tarjetas que tienen tope de extracción. El 9 de septiembre, al día
siguiente de su cumpleaños, fue sorprendido haciéndolo en el cajero que está a
una cuadra de la Legislatura. Estaba bajo una decena de cámaras y rodeado de
testigos, y se pasó más de 45 minutos con la tarea. Tenía tickets de
extracciones diarias de días previos. Y testigos lo vieron en la misma
secuencia ya medio mes antes.
Días después de su aprehensión, un allanamiento en su casa
ordenado en el marco de la investigación de la fiscal Betina Lacki y el juez de
Garantías Federico Atencio dio con evidencias documentales de peso. Por un
lado, aparecieron cuadernos manuscritos donde figuran algunos de los 48 nombres
pero también otros, incluidos lazos de sangre y políticos del puntero del PJ
que militaba para Facundo Albini, un concejal de La Plata y candidato de Unión
por la Patria a renovar esa banca.
Por otro lado, se hallaron en ese procedimiento
declaraciones juradas de domicilio de más personas, emitidas “para ser
presentadas” ante Diputados. Están fechadas en 2019. En ese momento, Facundo
Albini era director de Control y Gestión de la Secretaría Administrativa de
Diputados.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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