Una deportista española pasó 500 días aislada en una cueva sin contacto directo con el exterior y, aunque lo hizo en dos tandas, su proeza quedó en la historia por la dificultad mental y física del reto. Así, Beatriz Flamini entró al Libro Guinness de los Récords.
"Llevo un año y medio sin hablar con
nadie, solo conmigo misma", dijo la madrileña a los periodistas al salir
este viernes de la cueva de Andalucía, ayudada por espeleólogos, donde pasó 500
días a 70 metros bajo el suelo.
En el lugar tenía libros, luz artificial y
cámaras para grabar su experiencia, pero ningún instrumento para controlar el
tiempo. Toda la estadía contó con el apoyo de un equipo técnico que le dejaba
comida y agua, pero con quienes no tuvo contacto directo.
Flamini entró a la cueva con 48 años y
salió con 50. Cuando inició esta aventura aún eran obligatorios los barbijos y
nada se sabía de la guerra de Ucrania. La madrileña desapareció en el agujero
de entrada el sábado 20 de noviembre de 2021 y salió este viernes 14 de abril
de 2023.
Dos botellas de vino y 60 libros
El equipo que acompañó a Beatriz en el
proyecto relató que le prepararon el espacio en el que habitaría para que
tuviera "algunas comodidades".
"Tenía comida, mucha agua, libros, un
lugar para dormir. Ah, y dejamos dos botellas de vino", detallaron. Al
salir de la cueva, le preguntaron qué le había parecido la elección, pero la
mujer contestó que "jamás encontró vino en la cueva".
“Pusieron dos vinos, eso me dijeron ahora.
Nunca los vi”, contó sonriendo y recomendó: “Cuando quieres esconder algo,
déjalo a la vista de todos”.
En la conferencia de prensa que dio la
madrileña minutos después de salir de la cueva también señaló: "Yo no sé
lo que ha pasado en el mundo (...) para mí sigue siendo el 21 de noviembre de
2021", el primer día en la cueva. "Al verlos a todos con mascarilla,
para mí sigue siendo (la pandemia de) covid".
"Ha habido momentos difíciles y es
cierto que ha habido momentos muy bonitos y ambos han sido los que han
conseguido que cumpla el objetivo", sostuvo la deportista, que tiene
experiencia de aislamiento en cumbres de montañas.
De igual forma, Flamini aseguró que
"nunca" pensó en abandonar, ni siquiera cuando sufrió una invasión de
moscas dentro de la cueva. “Dedique mi tiempo a leer, terminé 60 libros,
escribí, dibujé, tejí y disfruté", contó.
"No quería salir hoy. Estaba durmiendo
cuando llegaron a avisarme que había cumplido el reto", dijo. "Debo
decir que me he llevado muy bien conmigo misma”, agregó.
Los 8 días afuera de la cueva
Beatriz Flamini pasó ocho días fuera de la
cueva por "una falla técnica". Según preciso su equipo de apoyo, en
ese momento permaneció aislada y sin comunicación en el exterior.
"La falla se produjo en el router
ubicado en la cueva que permitía conectarse a internet a través de un
ordenador, sin fecha ni hora ni navegadores a los que acceder, para realizar
"únicamente" los test que, a petición de los psicólogos involucrados
en el reto, debía completar para posteriores estudios cognitivos”, relataron
los responsables del proyecto.
La mujer detalló que tampoco funcionaba el
botón de pánico, que permitiría que pulsara, si fuera necesario, ante cualquier
emergencia, lo que ponía en riesgo su seguridad. Y ese fue otro de los motivos
por los que salió durante esos días de la cueva. Pero, sostuvo, "no tuve
contacto con el equipo porque todos conocíamos las normas".
Cómo fue la preparación física
La deportista tuvo dos preparadores físicos
para afrontar este reto. Ellos se encargaron de darle una rutina para
mantenerse durante su confinamiento subterráneo.
Dada las dimensiones de la cueva -dos
pasillos estrechos y una sala de entre 3 y 4 metros cuadrados- Beatriz no pudo
hacer ejercicio cardiovascular, por lo que se enfocaron solo en los de fuerza.
Ella contó con mancuernas, sogas y elementos para desarrollar el programa
físico que le habían preparado sus entrenadores.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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