
La mujer, tras 43 años de silencio, compartió una inédita historia que la tiene como protagonista y que además revela tareas británicas en Mar del Plata durante el conflicto.
La historia es inédita hasta para la hija de Ruth Morton , la protagonista de esta revelación tan particular: en 43 años , la mujer de origen uruguayo hija de británicos, no le había contado a nadie que había estado a cargo de tareas de espionaje durante la Guerra de Malvinas en 1982.
Tan asombroso como suena, Morton fue parte clave de las acciones de Gran Bretaña en territorio Argentino durante el conflicto por las islas. La tarea, además, tiene como epicentro a Mar del Plata , dado que su labor era realizada desde un edificio en ruinas que le brindaba vista directa a tres de los submarinos involucrados, el ARA Santa Fe, ARA San Luis y ARA Santiago del Estero.
Además, según contó, cuando la cuestión económica la aquejaba, generaba ingresos tejiendo gorros que decían “Mar del Plata” y los vendía a través de un portero de edificio. Esos gorros, quizás, vivan en alguna casa de la ciudad aún.
La confesión fue alcanzada gracias a una entrevista para el medio “ Penguin News ”, fundado por el periodista y amigo de la familia Morton, Graham Bound, logró la conversación con la uruguaya que a sus 97 años pensaba llevarse su secreto a la tumba.
Más tarde, reveló a BBC Outlook que su vínculo con el espionaje no había nacido en pleno conflicto del Atlántico Sur sino que también había legados familiares que honrar. Morton y su familia tenían antecedentes en inteligencia británica desde la Segunda Guerra Mundial . Según contó, su padre reclutó a sus hermanas para roles de comunicación secreta. Hacia 1939, año donde estalló el conflicto bélico tras la invasión de las tropas nazis a Varsovia, el padre trabajaba en las Oficinas Centrales del Ferrocarril de la capital uruguaya, que se convirtió en un brazo de la inteligencia británica. Convocó a sus dos hijas mayores para que interceptaran los mensajes, los tradujeran y los transcribieran.
37 años después del conflicto europeo, los servicios de inteligencia británica recordaron a la familia Morton y Miriam, una de las hermanas de Ruth, fue convocada cuando Argentina inició el proceso para recuperar las Islas Malvinas. Fue Miriam quien sumó a Ruth, a sus 53 años, al creerla “poco sospechosa” y se convirtió en su jefa durante todo el proceso de espionaje desde tierras marplatenses.
“Mi trabajo principal era vigilar el movimiento de tres submarinos ”, dijo la mujer. El trabajo exigía el control directo y cercano, por lo que se improvisó un escondite bajo las tablas de un edificio destruido ubicado sobre la costa y se utilizaron rutas alternativas para enviar la información a sus jefes británicos. “Había un espacio para arrastrarse debajo que me daba una vista perfecta de los submarinos a solo unos cientos de metros”, recordó Ruth.
“Era arenoso , sucio y sumamente incómodo porque no había espacio. Ni siquiera podías sentarte. Me salieron ampollas en las rodillas y codos de tanto arrastrarme, pero fue al principio, luego me acostumbré. No estaba emocionada. Solo debía tener mucho cuidado en hacer la comunicación palabra por palabra”, recalcó.
Durante el proceso mantuvo comunicación con una persona que, repentinamente, desapareció . Eso la obligó a comunicarse de forma alternativa y prohibida y además la sometió a complicaciones económicas , pero se la rebuscó con ayuda de un portero de edificio: “Tejía gorros que decían ‘Mar del Plata’ y se vendían como pan caliente”.
Como si a la historia le faltaran matices, Ruth relató cómo un carpincho que conoció durante una de sus jornadas de venta de gorritos le salvó la vida y, a la vez, representó su salida del operativo de espionaje : “Encontré a ese carpincho, era muy sociable y compartíamos bocados. Era un animal viejo y muy amigable. Olía mal, pobre. Olía muy mal, pero era simpático. Una noche, un barco en el mar disparó justo al sitio donde estábamos y alcanzó al carpincho entre los ojos y no supo nunca qué lo golpeó. Simplemente cayó. Cayó al agua. Sí, me salvó la vida porque podría haber sido yo”.
Tras ese episodio, se le comunicó su salida de la acción británica en territorio argentino y Ruth abandonó Mar del Plata decidida a guardar esta historia hasta llevársela a la tumba.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo

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