Benicio Farji tenía 9 años. El 30 de octubre, mientras
estaba en el Club Argentino de Quilmes, un arco de handball cayó sobre él y le
provocó la muerte. La Justicia investiga si el elemento estaba asegurado y si
hubo negligencia en las medidas de seguridad.
A las 18.30 de este martes, la esquina de Conesa 406 y Sarmiento,
en el centro quilmeño, se llenó de flores blancas, carteles y silencio. Desde
el Colegio Nazareth, donde Benicio cursaba cuarto grado, partió la marcha
convocada bajo una consigna que se multiplicó en pancartas, camisetas y dibujos
hechos a mano: “Justicia por Beni”.
La caminata, que fue pacífica y silenciosa, unió a toda la
comunidad educativa y deportiva de Quilmes. La encabezó un grupo de nenes de la
edad de Benicio, compañeros del colegio y del club.
Caminaban despacio, con rosas blancas en las manos. Algunos
sostenían carteles con letras torcidas, de nenes que recién comenzaban a
escribir: “Beni crack, por siempre en nuestro corazón”, “Todos por Beni”.
Otros, más chicos, habían dibujado corazones, pelotas y soles. Los primeros de
la fila llevaban una bandera blanca escrita entre todos: una bandera hecha de
amor y de ausencia. De Benicio con la camiseta del Club y el número 44.
El cielo se nubló y una llovizna fina acompañó el recorrido.
Quienes trajeron velas a pila las levantaban cada tanto, mientras las calles de
Quilmes se volvían un murmullo de pasos y de respiraciones contenidas. Los
padres de Benicio no asistieron; el dolor, todavía demasiado reciente, los
mantuvo en casa. Pero familiares cercanos, amigos, docentes y vecinos
acompañaron la gran convocatoria que partió del colegio y llegó hasta el Club
Argentino de Quilmes, en Alsina 771.
“Estamos todos convocados acá por este trágico accidente que
pasó el 30 de octubre y que nos sobrepasa a todos. Es como una pesadilla, no lo
podemos creer realmente”, dijo Jéssica Vilanova, tía de Benicio, mientras
sostenía una vela encendida. “Hubo dos hipótesis dentro de lo que fue el caso.
Una era que un nenito se había colgado y otra que el arco se cayó solo.
Desconozco cómo fue el momento, pero si hubiera estado con medidas de
seguridad, esto no hubiera pasado”, sostuvo.
“Los papás están destruidos. Los chicos marchan con la
camiseta dada vuelta porque ellos no son un número son personas”, dijo su tía.
La mujer recordó a su sobrino con ternura y dolor: “Beni era
un amor de persona. En mayo había cumplido los nueve. Amaba ir a básquet, iba
con su hermano Cruz, y cuando entrenaba uno, el otro se quedaba jugando. La
mamá siempre estaba presente. Ellos organizaban rifas para pagar las deudas del
club. Y ahora tenemos un disparo en el corazón que no entendemos todavía”, dijo
conteniendo las lágrimas.
Entre los asistentes estaba Erica, mamá de un niño que juega
en la escuelita de fútbol del club. “Soy mamá y creo que si me pasara a mí, me
gustaría que me acompañen también”, dijo. Contó que en su categoría suelen
tomar precauciones, que los padres están presentes en los entrenamientos. “Pero
son chicos y esto nos duele a todos. Tenían que haber tomado más medidas. Son
chicos”, repitió, como una forma de explicar lo inexplicable.
Más atrás, dos mujeres con la remera del club se abrazaban.
“Somos jugadoras del club, de básquet precisamente”, contaron. “No se volvió
más. Básquet en general no volvió. Vinimos a acompañar a la familia, porque le
puede pasar a cualquiera. A nosotras. A nuestros hijos”, remarcaron.
El caso, ocurrido el 30 de octubre, todavía estremece a toda
la comunidad. Aquel día, Benicio estaba en el club junto a su familia: su mamá,
su papá y su hermano. Era el Día del Basquetbolista, y había mucha gente
celebrando. En un momento, mientras los chicos jugaban, el arco de handball
cayó sobre él. Pese a los intentos de reanimación, murió camino al hospital.
La investigación busca determinar si el arco estaba
correctamente fijado y quiénes eran los responsables del mantenimiento y la
seguridad del lugar.
“Nos partieron la vida en un segundo. No podemos ni
entenderlo aún. Es muy doloroso y difícil, y más sabiendo que era totalmente
evitable”, había dicho esta mañana su mamá en diálogo con Clarín.
Al llegar al club, la tía de Benicio leyó un comunicado en
nombre de toda la familia.
“Benicio tenía 9 años. Era un niño alegre, solidario,
inteligente, persistente y lleno de amor, pasión por el básquet, divertido,
risueño. Su partida dejó un dolor profundo en su familia, en sus amigos, en su
escuela y en toda la comunidad”, leyó.
“Nos reunimos en esta marcha pacífica y silenciosa para
pedir justicia por Benicio. Para que su muerte no quede impune. Para que se
asuman las responsabilidades que correspondan. Y, sobre todo, para que nunca
más vuelva a ocurrir una tragedia evitable.”, agregó.
El comunicado cerró con un llamado a la conciencia y al
compromiso colectivo: “Que lo ocurrido con Benicio nos interpela a todos y
todas, y que su nombre sea sinónimo de cambio, compromiso y respeto por la
vida… Es un acto de amor, memoria y pedido de verdad."
Críticas al club
Antes de irse, la familia agradeció el acompañamiento, el
respeto y la sensibilidad de todos los que se sumaron. “Queremos que sea un
acto de trascendencia, que nos siga mostrando unidos como siempre”, expresaron
desde la familia Farji.
“Hay muchos socios vitalicios que se borraron del club y los
niños ahora se quedaron sin su deporte favorito porque no están dadas las
condiciones”, aseguró Jesica. Y remarcó que el club no brindó acompañamiento a
la familia tras lo que ocurrió.
Al terminar de leer el comunicado uno de los compañeros de
Benicio, Francisco (8) pidió hablar. Con tan corta edad fue muy claro: “Él era
muy amigable. Segundo, era muy bueno con todos. Se fue y se nos partió el
corazón porque era tan joven. Esto es culpa del propio club. Necesitamos más
medidas de seguridad. Este es un mensaje para la presidencia del club y demás.
Por favor, mejoren la seguridad."
En las rejas del club quedaron las flores y los carteles
escritos con letra de niño. Quilmes despidió a Benicio en silencio, con el
corazón apretado y un pedido que se volvió unánime: justicia para que nunca más
una infancia se apague por una tragedia que pudo evitarse.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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