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Triple crimen de Florencio Varela: una de las detenidas aseguró que “pagaron un millón de dólares” por los asesinatos


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Una de las mujeres detenidas por el triple crimen de Florencio Varela declaró ante el fiscal Carlos Arribas y aportó escalofriantes detalles sobre la noche en que fueron asesinadas Morena Verdi (20), Brenda del Castillo (20) y Lara Gutiérrez (15).

 

Se trata de Celeste González Guerrero, quien vivía junto a su pareja, Miguel Villanueva Silva –también detenido–, en la casa donde se cometieron los homicidios.

 

La mujer aseguró que “alguien pagó un millón de dólares” para cometer los homicidios y que el móvil del ataque habría sido el robo de 30 kilos de cocaína.

 

Las acusaciones

 

Durante su declaración, González Guerrero señaló a su pareja como autor material de los crímenes y afirmó que el principal acusado, conocido como “Pequeño J” o “Julio”, respondía a Víctor Lázaro Sotacuro, alias “el Duro”, quien también está detenido.

 

Además, sostuvo que Matías Ozorio, otro de los implicados, fue quien cavó el pozo donde luego fueron enterrados los cuerpos. “Matías me contó que a ‘Julio’ alguien, que no sé quién es, le pagó un millón de dólares por lo que hicieron”, declaró ante la Justicia.

 


Consultada por el fiscal sobre el motivo de los asesinatos, la detenida respondió: “Porque le robaron 30 kilos de cocaína al ‘Duro’”. Según el testimonio, Sotacuro era quien impartía órdenes dentro de la organización delictiva.

 

“Las chicas pensaban que iban a una fiesta”

 

González relató que dos días antes de la desaparición de las víctimas, “Julio” la contactó para avisarle que el viernes 19 de septiembre iría a su casa “con una amiga”.

 

“Ese día llegó una camioneta blanca. Bajaron las tres chicas y tres hombres, entre ellos Julio, que me ayudó a cerrar el portón. El tío de Julio, al que le dicen ‘el Duro’, me dio mil dólares”, describió.

 

La mujer contó que uno de los hombres portaba una pistola Glock y que las jóvenes “bajaron sonrientes, como engañadas, creyendo que iban a una fiesta”.

 

La escena del crimen

 

Según su testimonio, González Guerrero no presenció directamente los homicidios porque se encontraba vendiendo droga en ese momento. Sin embargo, al regresar cerca de las 4 de la madrugada, observó a su pareja con un dedo ensangrentado.

 

“Me dijo que una de las chicas intentó escapar cuando abrió la puerta. Agarró un destornillador y un vidrio, y la mató clavándoselo en el cuello. Como seguía viva, fue al fondo, buscó un fierro y se lo aplastó en la cara”, relató ante el fiscal.

 

La imputada también reconoció que tanto ella como Villanueva Silva vendían estupefacientes para la banda. “Ozorio me traía entre 100 y 120 envoltorios, que valían 10.000 pesos cada uno”, precisó.

 

Avanza la investigación

 

Con estas declaraciones, el fiscal Arribas busca determinar el grado de participación de cada uno de los acusados en la secuencia delictiva y confirmar si el crimen efectivamente estuvo vinculado a un ajuste de cuentas por drogas robadas dentro de una estructura narco.

 


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