Un relato que parece salido de una película de terror mantiene en vilo a los vecinos del sur riojano. Un remisero de la localidad de Ulapes aseguró que una pasajera que trasladaba hacia Chepes desapareció repentinamente del vehículo mientras realizaba el trayecto, sin dejar rastro alguno. El hecho, ocurrido el pasado martes, despertó desconcierto, curiosidad y temor entre los habitantes de ambas comunidades.
Según el testimonio del conductor, identificado como José Herrera, todo comenzó en las primeras horas de la mañana, cuando recibió una llamada para realizar un viaje particular desde Ulapes hacia la vecina ciudad de Chepes. La comunicación, dijo, provenía de una mujer que se alojaba en un hospedaje local y que le ofreció pagar una suma mayor a la habitual con tal de que la llevara de inmediato.
El remisero relató que acudió al lugar indicado, donde una mujer de unos 45 años, cabello oscuro y vestimenta sencilla, lo esperaba frente al hospedaje. “Subió al auto sin equipaje, se sentó atrás y apenas habló. Solo me indicó que iba hasta Chepes. Yo le respondí con amabilidad, pero noté que estaba rara, como distraída”, contó luego en una entrevista radial.
Durante el viaje, que atraviesa un tramo rural con escasa señal y largas extensiones de campo, Herrera notó que la pasajera mantenía una actitud distante. “Apenas respondía con monosílabos, miraba por la ventanilla sin decir palabra”, recordó.
El desconcertante momento llegó cuando el vehículo pasó por una zona conocida como el camino del molino, un punto aislado a unos 15 kilómetros de Ulapes. “La radio comenzó a hacer interferencia y el sonido se cortaba. Le hablé para preguntarle si estaba bien, pero no contestó. Miré por el espejo y ya no estaba”, relató visiblemente afectado.
Sorprendido, el conductor detuvo su marcha, encendió las balizas y bajó del auto para revisar los alrededores. Caminó varios metros por la banquina, llamó varias veces, pero no encontró a nadie. “Era imposible que se hubiera bajado sin que yo lo notara, porque veníamos en movimiento y la puerta trasera estaba trabada”, explicó.
Al regresar a su casa, intentó comprobar el número de teléfono de la mujer para comunicarse, pero se encontró con otro hecho insólito: en el registro de llamadas no figuraba ninguna comunicación reciente relacionada con el viaje. “Revisé el historial tres veces. No aparecía. Además, el reloj del celular marcaba un horario diferente, como si el tiempo se hubiera alterado”, afirmó.
El episodio se difundió rápidamente en la zona a través de Radio del Sur 91.9 y medios locales, que replicaron el testimonio del remisero. En pocas horas, el caso se viralizó también por redes sociales, generando una ola de comentarios, teorías y versiones. Algunos vecinos aseguran que en esa misma ruta han ocurrido hechos extraños en el pasado, vinculados a apariciones o presencias misteriosas.
Otros, en cambio, sostienen que podría tratarse de una confusión o un malentendido. Sin embargo, la insistencia y la coherencia en el relato de Herrera mantienen viva la incógnita. “No tengo razones para inventar algo así. Solo cuento lo que viví. Fue algo que me marcó para siempre”, expresó.
En el entorno de Ulapes y Chepes, el relato despertó tanto curiosidad como temor. Hay quienes aseguran que la descripción de la mujer coincide con la de una persona fallecida hace algunos años en esa zona, aunque esto no fue confirmado por ninguna autoridad.
Pese a la repercusión, no se presentó ninguna denuncia policial formal, y hasta el momento no existen registros oficiales del viaje o de la pasajera desaparecida. No obstante, el caso reavivó viejas historias locales sobre “almas en pena” o apariciones en la ruta, relatos transmitidos por generaciones que forman parte del folclore popular del interior riojano.
Herrera continúa trabajando como remisero, aunque confesó que desde aquel día evita circular por la ruta provincial que une Ulapes con Chepes después del atardecer. “No sé qué fue lo que vi o lo que pasó, pero desde entonces no me gusta pasar por ahí cuando cae la noche”, reconoció.
Mientras tanto, el caso sigue siendo tema de conversación en bares, almacenes y radios locales, donde muchos se preguntan si lo ocurrido fue un hecho paranormal, una ilusión o una experiencia que la ciencia todavía no puede explicar.
El misterio, por ahora, permanece abierto, y en el pueblo aseguran que desde aquel martes “la ruta del molino” ya nunca volvió a sentirse igual.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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