La ciudad de Chascomús amaneció ayer con una noticia que golpeó de lleno a decenas de familias: la histórica planta de galletitas Tía Maruca bajó sus persianas en la esquina de Washington y Remedios de Escalada, dejando a 27 trabajadores sin empleo, entre ellos la propia jefa de planta.
El anuncio se produjo cerca del mediodía del jueves 25 de septiembre, cuando el jefe de Recursos Humanos reunió al personal en las instalaciones para comunicarles que, a partir de ese mismo momento, la fábrica dejaba de funcionar. “La planta tiene que cerrar sus puertas”, fue la frase que selló el desconcierto y la angustia de los empleados, a quienes se les explicó que no serían técnicamente despedidos, pero sí “desafectados del trabajo” hasta que se acordaran las compensaciones económicas.
Reunión con el Ministerio de Trabajo
En la mañana de este viernes 26 se llevó a cabo una nueva reunión, esta vez con la intervención del Ministerio Provincial de Trabajo. La convocatoria estaba prevista originalmente por el atraso en el pago del medio aguinaldo, aunque la gravedad de la situación impuso otro eje central: el cierre de la planta.
Los trabajadores plantearon su preocupación ante la incertidumbre y la falta de respuestas claras de la empresa. Algunos de ellos se comunicaron nuevamente con Recursos Humanos para exigir que se frenara de inmediato el vaciamiento del predio, ya que desde temprano dos camiones comenzaron a cargar materia prima e insumos de la fábrica.
Preocupación e incertidumbre
La imagen de los vehículos retirando materiales de la planta no hizo más que acrecentar los temores de los operarios, quienes sospechan que la empresa intenta liquidar lo que queda sin esperar el curso de las negociaciones.
Por el momento, el Ministerio de Trabajo se comprometió a mediar en las conversaciones para garantizar que los empleados perciban las compensaciones correspondientes, aunque el futuro de la planta en Chascomús parece estar sellado.
Para los trabajadores, la noticia no es solo la pérdida de una fuente de ingresos, sino también la desaparición de un lugar que durante años sostuvo a decenas de familias de la ciudad.



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