Karina Milei llegó a Villa Celina, La Matanza, exultante, con una sonrisa. Sonaba Callejeros y el club Social Oasis, en el corazón boliviano de la “pequeña La Paz”, había quedado chico. Ocho mil fiscales adentro y mil afuera.
El lugar elegido había sido otro, pero una típica maniobra
del intendente peronista Fernando Espinoza dejó afuera, a último momento, al
Club Santiagueño. “Hubo gente que no pudo entrar porque Espinoza nos bajó el
club que teníamos 48 horas antes. Los apretó”, se queja un candidato
libertario.
El acto permaneció en secreto mientras Javier Milei ensayaba
una salida al escándalo de los audios en los que supuestamente el titular de la
Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), Darío Spagnuolo, habla de sobornos e
involucra a la secretaria general de la Presidencia, a Lule Menem, a su segundo
en el área Daniel Garbellini y a la drogueria Suizo Argentina. La difusión
generó conmoción en la Casa Rosada. El escándalo escaló: la Justicia tuvo una
rápida e inusual intervención y el Gobierno echó a Spagnuolo y a Garbellini,
puesto por Lule Menem en la Andis.
El juez Sebastián Casanello y el fiscal Franco Picardi
llevan adelante el caso. Mieles para la teoría del complot del Gobierno:
Casanello ganó el mote de “tortuga” por el lento avance en la causa por lavado
de dinero de La Rosadita K y Picardi fue funcionario de Cristina Kirchner. El
exabogado de la expresidenta Gregorio Dalbón impulsó la denuncia por los
audios.
La “hermana de hierro” es la protagonista del escándalo y la
actriz de reparto. Fue la primera en ponerle el cuerpo a la estrategia del
Gobierno de adjudicar todo a una “operación política” para perjudicar a La
Libertad Avanza a dos semanas de una parada compleja: la elección en la
provincia de Buenos Aires.
“Karina estuvo muy simpática y arengó a los fiscales. Fue un
fiestón”, cuenta un dirigente sobre la primera aparición de la hermana de
hierro en el climax del escándalo. “Hubo una mención indirecta a los audios.
Martín Menem y Sebastián Pareja hicieron alusión a los constantes intentos de
desgaste, de debilitamiento, de sabotaje al Gobierno de operaciones de gente
vinculada a servicios de inteligencia”, amplía sobre el acto cerrado a la
prensa.
La desmesurada interna entre Santiago Caputo con Karina
Milei y los Menem -Lule y Martín- asomó como la primera y obvia explicación a
la aparición de los audios. Lilia Lemoine apunta a Pablo Toviggino, tesorero de
la AFA, y dueño del streaming Carnaval, que publicó los audios. “Es un ajuste
de cuentas y de paso nos pegan”, dice Lemoine.
Un viernes negro, en una semana fatal para el Gobierno. El
veto que no pudo sostener sobre el recorte en Discapacidad y la fractura del
bloque libertario en Diputados. Son efectos colaterales del traumático cierre
de listas en las manos de Karina y Lule. El martes el diputado puntano Carlos
D’Alessandro ya amenazaba con romper el bloque. “Nos pusieron a Mónica Becerra,
‘la Donda de San Luis’, en la lista y nos intervinieron el partido”,
despotricaba el fin de semana pasado. Final cantado: armó un bloque,
“Coherencia”, con la díscola Marcela Pagano, Lourdes Arrieta y Gerardo
González. En San Luis, el sector de D’Alessandro va a llamar a votar en blanco.
“El blanco es un voto contra la casta”, dice.
En la sesión del revés por Discapacidad, el puntano apuntó
contra Martín Menen por el escándalo de los audios. “Miente”, devolvieron desde
la Presidencia de la Cámara.
Paradojas. La ministra Patricia Bullrich que siguió de cerca
la detención de los García Furfaro -con sombríos nexos con el poder
kirchnerista- por el escándalo del fentanilo contaminado, presentó en la semana
un sistema veloz para acceder rápidamente a celulares. Bullrich no estuvo en La
Matanza, donde sí apareció Diego Santilli, además de los candidatos locales y
de las ocho secciones electorales.
Ahora los teléfonos del escándalo de los audios están en
poder de la Justicia. El audio de Spagnuolo habla de chats con Karina.
¿La Justicia va a citar a Alejando Fantino como testigo por
la extraña entrevista, hace un año, con Spagnuolo donde deja entrever
corrupción en la Agencia?
Spagnuolo, abogado de Milei, era uno de los funcionarios con
más ingresos a Olivos. Ahora el Presidente lo bloqueó. “Si decía eso de Karina
no se entiende por qué lo dejaron en el cargo”, se sorprendía un libertario de
la segunda hora. “Siempre llega el momento en el que el chaleco antibalas no
puede contener todas las balas”, reflexionaba un exaliado.
Victoria Villarruel vio oscuridad y salió. Estuvo en Chubut
con el gobernador Ignacio Torres, del nuevo espacio Provincias Unidas, y señaló
que es “un momento difícil y bastante confuso”. También avisó: “Yo no soy una
figura decorativa: cumplo el rol como vicepresidente que me da la
Constitución”.
¿Cuánto tardará Milei en volver a los insultos y llamarla
“golpista”? De manera brutal, el Triángulo de Hierro se convirtió en un círculo
que se cierra sobre la cima del poder. El Presidente fue el que presentó a
Karina Milei como El Jefe. Siempre está la pregunta: ¿es ella, pero es él?



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