El mediodía del jueves parecía ser uno más en la rutina de Ramón, un taxista marplatense con años de experiencia al volante. Sin embargo, lo que ocurrió ese día lo marcará para siempre. En cuestión de minutos, su taxi se transformó en el escenario de un nacimiento que conmocionó a todos: una beba llegó al mundo en el asiento trasero de su auto, asistida por enfermeras y médicas en plena puerta del hospital.
Todo comenzó alrededor de las dos de la tarde, cuando Ramón circulaba por el centro de Mar del Plata con su licencia 0362. En medio del tránsito habitual, un hombre se cruzó entre los autos, agitado, haciéndole señas desesperadas para que frenara. “Al principio dudé. Pensé que podía ser algo raro. Pero bajé la ventanilla y me dijo: ‘¿Estás libre? Tengo a una señora que está por tener familia’”, relató Ramón con la emoción todavía fresca.
Guiado por el pedido urgente, dobló por la esquina y encontró a la futura mamá siendo sostenida por varios amigos y su pareja, que la llevaban casi en andas. Con la ayuda del hombre que lo había detenido, lograron subirla al asiento trasero. La mujer, visiblemente en trabajo de parto avanzado, pedía llegar cuanto antes a su hospital: el HPC (Hospital Privado de Comunidad).
Ramón sugirió llevarla al Hospital Materno Infantil, que estaba más cerca, pero la embarazada insistió: quería parir en el HPC. Así comenzó una carrera contrarreloj. Mientras manejaba, el taxista se comunicó con su central para que alertaran al personal del hospital. El tránsito era intenso y cada semáforo se volvía un obstáculo más.
En una de las esquinas, en Falucho y San Luis, el padre de la beba bajó del auto para detener a otros vehículos y permitirles seguir en rojo. A los gritos, logró que los conductores frenaran y les dieran paso. La ciudad parecía abrirse paso ante la urgencia de una nueva vida que no quería esperar.
Finalmente, llegaron a la puerta del HPC. Ramón llamó al personal de seguridad y enseguida acudieron enfermeras y médicas. Pero ya era tarde para ingresar al hospital: el parto estaba en marcha. La mujer no podía moverse, y la cabeza de la beba ya asomaba. Fue entonces cuando el auto de Ramón se convirtió, literalmente, en una sala de parto.
Rodeada de un equipo de profesionales, con contención, rapidez y emoción a flor de piel, la joven madre dio a luz a su hija allí mismo, dentro del taxi. El momento fue breve pero intenso. En cuestión de segundos, la beba nació en perfecto estado de salud, en brazos de las médicas, mientras el papá lloraba emocionado y Ramón no salía de su asombro.
“Ver nacer a una criatura en el asiento de atrás… No me lo voy a olvidar más”, confesó el taxista, conmovido por la experiencia. Luego de que madre e hija fueran trasladadas al interior del hospital para su recuperación, Ramón se quedó unos minutos más, como quien necesita procesar lo que acaba de vivir.
Viaje de emergencia y parto sobre ruedas: una beba nació rodeada de enfermeras adentro de un taxi🚕👶 pic.twitter.com/2PAqWgGUex
— 0223 (@0223comar) April 4, 2025
Aquel jueves dejó de ser una jornada más. Se convirtió en una anécdota imborrable, una de esas historias que se cuentan por generaciones. Una muestra de humanidad, solidaridad y coraje. Y sobre todo, una celebración de la vida, que decidió nacer cuando y donde quiso, con testigos que jamás olvidarán ese instante.




Redes