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Aumentó de US$1 millón a 25 millones de dólares la facturación de un campo y explica cuál fue el secreto


Hernán Francois es ingeniero en producción agropecuaria recibido en 1997. Comenzó su carrera profesional trabajando en empresas en la familia Pereda produciendo arroz; luego se vinculó con un establecimiento ganadero en el sur de Brasil, tras lo cual ingresó en Inversiones Juramento, la pata agropecuaria del Banco Macro. En esos trabajos le fue bien, pero no tuvo el salto de ser dueño de una empresa.


En 2013 conoció a su actual esposa, que desarrollaba planteos agrícolas en 600 hectáreas, a los que agregaron un tambo de 250 vacas. Esa fue la fundación del negocio actual, la semilla que germinó y desarrolló un emprendimiento con el cual hoy se ordeñan 1100 vacas que producen 26.000 litros de leche por hectárea y se agregan, además, 7000 hectáreas de agricultura que da apoyo al tambo. Todo en campos alquilados. “El primer año como propietarios facturamos un millón de dólares y hoy llegamos a 25 millones, gracias a un gran crecimiento que se dio en los últimos años, durante los gobiernos de los presidentes [Mauricio] Macri y [Alberto] Fernández”, rememora Francois.


“En los últimos años, crecimos mucho porque se dieron condiciones financieras muy convenientes, con créditos subsidiados para el agro, y un equipo profesional con muy buen management y armonía entre todos los integrantes. Le damos mucha importancia a todas las personas de la empresa, porque si no hay eficiencia en lo básico, en la producción, por ejemplo, no se puede aspirar a alta eficiencia más arriba, en la rentabilidad global de la empresa”, razona.


Planteo productivo Fórmula 1


La producción de leche en Maylukol se basa en alimentación con granos y forraje picado, vacas de alta producción y muy buen manejo reproductivo. El tambo es cliente de la agricultura, que le suministra silaje de maíz y de cebada, y granos en gran calidad para convertirlos en leche. Esas materias primas también se utilizan para producir carne en un feedlot donde se engordan de los machos. “La producción combinada de leche y granos permite amortiguar los vaivenes de precios entre ambos productos, comparado cuando hay que comprar afuera los ingredientes de la alimentación de las vacas”, resalta Francois.


El empresario desarrolla su planteo 100% sobre campo alquilados en un área de 7000 hectáreas que comprende Azul, Olavarría, Tandil y Gonzales Chaves. De ellas, 2000 hectáreas son ocupadas por el tambo y la producción de carne y 5000 se dedican a la agricultura, en las que se produce maíz para grano y silo, soja, girasol, cebada y alpiste. La producción de leche se desarrolla sobre un dry lot, es decir, con corrales a cielo abierto, excepto durante el preparto y posparto, cuando las vacas quedan bajo techo buscando mayor bienestar animal en ese periodo crítico.



En el piso de los corrales se hacen camellones de tierra para que las vacas se echen más cómodamente. “Esta práctica la propuso hace cuatro años Mauro Gorgerino, asesor de Select Debernardi, y notamos que la producción aumentó cinco litros por vaca y por día, principalmente como consecuencia de que las vacas se echaban más tiempo, al brindárseles de mayor confort animal”, recuerda Francois. “En los últimos años, dimos un salto de 31 a 36 litros por día y por vaca como promedio anual en todo el rodeo, en gran parte por la mejora que se dio en el confort animal; las vacas van el ordeño y a la vuelta tienen la cama hecha para echarse”, ilustra Hernán. Los camellones se remueven con rastra de discos, cincel y palón para mezclar la tierra propia del corral con la bosta de las vacas. En los corrales la también hay aspersores de agua que crean una neblina para refrescar a las vacas en los días de más de 25°C.


Durante el preparto y el periodo y vaca fresca, es decir, aproximadamente 15 días antes y 30 días después de la parición, las vacas salen del dry lot para estar bajo techo y defenderse del calor, con un confort extra. Luego de transcurrido el posparto vuelven a los corrales a cielo abierto. Las vacas de Francois jamás hacen pastoreo directo. El 100% del rodeo es alimentado con un mixer que distribuye una ración totalmente mezclada compuesta por silaje de maíz y de cebada, alfalfa, grano de maíz y expeller de soja, más descarte de la industria de la papa. Los comederos son de acero inoxidable y expeller de soja se obtiene por canje por grano en industrias.


La dieta varía según la categoría de los animales pero siempre se suministra en confinamiento, desde que las hembras salen de la cría. “Cosechamos el pasto con la máquina, no con la boca de las vacas porque entendemos que no estamos alimentando a rumiantes sino a las bacterias del rumen, que deben tener una dieta uniforme todos los días para mantener una producción estable. Con pastoreo directo hay pérdidas de cosecha, selección de especies y alimentación inestable de los microorganismos ruminales. Una dieta totalmente mezclada garantiza que todos los días coman lo mismo, con 100% de eficiencia de cosecha de forraje”, diferencia.


“La alimentación de vacas confinadas es más compleja, al requerir máquinas y muy buenos recursos humanos, pero paga con creces el esfuerzo, si se considera que la comida es el principal costo de un tambo”, reconoce el productor. Con este sistema ultraintensivo, Francois produce 26.000 litros de leche por hectárea en 1100 vacas, muy por encima de una producción convencional zonal con pastoreo directo. La reposición de los nutrientes al suelo está asegurada con la distribución de los purines del tambo y con el reciclado de la bosta. Además, se reponen químicamente los nutrientes necesarios para el desarrollo de pasturas y cultivos.


Manejo reproductivo al milímetro


En los tambos manejados por Francois se busca una alta tasa de preñez. Emplea semen sexado para crecer anualmente en vientres, de forma que el 65% de los partos sean de hembras, versus el 45% que ocurriría con semen convencional. “Trabajamos mucho con el equipo de Select Debernardi como proveedor de semen, que nos acerca excelente genética y muy buena información para preñar más rápido las vacas, tener partos tempranos y mantener muy baja la mortandad durante la cría y recría”, destaca.


La crianza de las terneras se realiza de manera muy vigilada. Están una semana en la maternidad con lámparas de calor y después pasan a casillas individuales hasta los 60 días de vida. Luego siguen su camino hacia la recría con miras a la integración del rodeo en ordeño.

Los machos tienen el mismo tratamiento y luego pasan a un feedlot donde desarrollan hasta 400 kilos para ser vendidos para consumo interno. El macho Holando tiene relaciones de compraventa positivas, a diferencia de las razas británicas. Esto significa que el ternero recién nacido se podía comprar a 800 pesos por kilo y se podía vender a 1250 a principios de diciembre. En las razas británicas, en cambio, generalmente el precio del ternero es mayor al del novillo gordo. La conveniencia económica del engorde de terneros Holando lleva a Francois a comprar animales recién nacidos de terceros. A los 600 machos propios se agregan compras para engordar 3000 en el año, lo que constituye negocio importante para la empresa (40% de la facturación del tambo), sobre todo en años de bajos precios de la leche.


Estos animales terminados se venden a frigoríficos que ubican los cortes en carnicerías del conurbano. La carne es muy apreciada, con menos grasa que la del mestizo, aunque la res no tiene la conformación del británico.


Agricultura de apoyo


Francois desarrolla planteos de cosecha fina y gruesa en las áreas agrícolas. Como cultivos de invierno hace 1500 hectáreas de alpiste y 1500 de cebada. El alpiste se procesa en una planta propia de Azul, tras lo cual se envasa en bolsas de 40 kilos para ser exportadas a Brasil. Los granos gruesos más sembrados son maíz (1500 hectáreas); soja (1200); girasol (1000) y soja de segunda (2500), todo con maquinaria propia, además de prestar servicios a terceros.


El alpiste tolera suelos de menor calidad de la cebada y se siembra después de esta, lo que permite un mejor uso de maquinaria. Puede rendir 1500Kg/ha y se puede vender a 500US$/t. Es un grano muy noble que se puede almacenarse con pocos riesgos. En un campo alquilado de 500 hectáreas agrícolas en Gonzales Chaves, con suelos muy someros, Francois instaló equipos de riego en 320 hectáreas, con cinco posiciones, que este año permiten cosechar una cebada cervecera de 7000kg/ha.


Como síntesis del planteo, Francois dice que el tambo “con su gran facturación por hectárea, a partir de altos niveles de producción, como 26.000 litros de leche por hectárea”, le dio la posibilidad de crecimiento en la superficie agrícola y como empresa. “Bien llevada, la producción lechera intensificada da una rentabilidad superior a la de la agricultura; ese círculo virtuoso permite alquilar más campo y seguir creciendo”, concluye.



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