Guadalberto Casco tenía una restricción perimetral, pero eso no evitó que el lunes a la madrugada, conociendo el camino que su expareja tomaba a diario para llegar a su casa, planeara una emboscada fatal. Esperó a María Alejandra Conesa escondido detrás de un árbol, le salió al cruce sorpresivamente y le disparó a quemarropa.
El brutal intento de femicidio ocurrió en las primeras horas de ayer en la calle Colombia al 200 de la ciudad de Tandil. El ruido de la detonación alertó a los vecinos que, al salir para ver qué había pasado, encontraron a la mujer de 60 años tirada en la vereda con un tiro en el ojo.
“Él conocía el camino que hacía ella para llegar a su casa y la esperó escondido detrás de un árbol para sorprenderla. Cuando la enfrentó, empezaron a discutir y sacó de su bolsillo un revólver calibre 32 con el que le disparó”, detalló una fuente cercana a la investigación, en diálogo con el portal local ABC Hoy.
Conesa fue trasladada por una ambulancia del SAME al hospital Municipal Ramón Santamarina, donde quedó internada en terapia intensiva, en grave estado. No obstante, señaló el mismo medio, la mujer nunca perdió el conocimiento y logró denunciar a su expareja.
Tras el violento episodio, se supo que la víctima ya había denunciado a Casco por violencia de género en diciembre de 2022 en la Comisaría de la Mujer. A raíz de la acusación, la Justicia le había impuesto al hombre una prohibición de acercamiento por el lapso de 90 días, que venció en marzo de este año.
Casco cumplió con la medida pero, una vez que pasaron los tres meses, planeó el ataque y fue en busca de la víctima dispuesto a matarla. Después, el testimonio de Conesa y los antecedentes por violencia derivaron en un operativo de rastrillaje para dar con el agresor.
El hombre fue capturado en Darraguerira al 600 e imputado por el titular de la Fiscalía 21 por el delito de “homicidio agravado en grado de tentativa”. En el lugar de la detención, los investigadores secuestraron además el arma usada en el hecho.
Los números de la violencia machista
Más de 2.500 mujeres fueron víctimas de femicidios en todo el país desde la aparición del movimiento “Ni Una Menos”, hace ocho años, según un informe especial elaborado por la organización feminista “La Casa del Encuentro”.
El relevamiento, que reúne sus datos desde el 3 de junio del 2015, puntualiza en el caso de Chiara Páez, la adolescente de 14 años asesinada en mayo de ese año en la ciudad santafesina de Rufino y cuyo femicidio dio origen a las marchas del primer “3J”, al contabilizar los 121 crímenes por motivos de género contra adolescentes de entre 13 y 17 años que tuvieron lugar desde aquel entonces.
El informe de la organización civil señala que el 61 por ciento de las víctimas (1558 casos) fueron asesinadas por sus parejas o exparejas y principalmente en sus propias casas.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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