El fin de semana último se conoció el caso de una vecina que
sufrió la rotura de un vidrio en el frente de su casa y eso reavivó el reclamo
vecinal que desde hace meses mantienen los vecinos de la zona de 25 de Mayo y
Mitre por el funcionamiento de Brothers, una cervecería habilitada como bar
pero que se convierte en un disco-bar.
En CNM Radio hablaron Salvador “Flaco” Islas y Fernando
Rivero para explicar lo que les toda vivir cada fin de semana. En el caso de
Islas, por ejemplo, tuvo que construir unos regadores para que la orina circule
y no haya olor en el frente de su domicilio.
Reconocen que la responsabilidad de lo que sucede afuera del
lugar no es de los dueños, pero también remarcan que la habilitación es como
bar, pero todo se desdibuja en la madrugada cuando accede un número
indeterminado de jóvenes a bailar y disfrutar.
Tienen como antecedente una medición realizada en abril con
un decibelímetro en donde la marca superaba los límites, pero eso de poco
sirvió.
“Queremos un fin lógico para ambas partes”, dice Rivero
quien argumenta que la salida sería que el lugar sólo sea un punto de encuentro
con música funcional, bebidas y comida al paso.
Funciona como un pub y un boliche bailable. Esto provoca un inconveniente en nuestras viviendas. Los frentistas somos pocos, pero la zona residencial mixta somos muchos.
Por su parte Islas sostiene que sus fines de semana son “de
terror”. “A las 20 empieza a probar la banda. Después tocan hasta las 2 de la
mañana. Vivo en la esquina la mampostería no es de primera línea, pero tampoco
barata y los vidrios tiemblan”.
Los funcionarios nos dan vuelta la cara
Hubo reuniones desde el día en que se enteraron de la
instalación. Ellos aseguran que tenían el respaldo de concejales del HCD acerca
de la zonificación mixta que permite el bar, pero no un boliche.
Tuvieron encuentros con el secretario de coordinación,
Miguel Vallo, con el de seguridad, Roberto López, con el director de
inspección, Sebastián López, entre otros funcionarios. Pero al día de hoy, sostienen que cuando los ven en la calle “le dan vuelta la cara” o “manotean el
celular y hacen que hablan” para no abordar el tema. “Somos vecinos, con un
reclamo genuino y no nos escondemos de nadie”, dice Rivero.
“Molesta. Son ellos los que no te quieren hablar. Esos con quienes nos reunimos y ¿Qué quiere
decir eso? ¿Jodete?”, lanzó Islas.
La habilitación del sitio ya dejó de ser provisoria y no
saben cómo frenar los ruidos que provienen de adentro y a la salida del local.
También han trabajado el tema con un abogado que les explicó
las leyes nacionales y provinciales al respecto. Sostienen que es el municipio
el que no se ha aggiornado en este sentido.
“Nosotros no debemos hablar con ellos (los propietarios del
bar), son ellos los que deben hablar con nosotros. Y los funcionarios también
porque hace 50 años que vivimos en ese lugar. Era un sitio tranquilo. Hubo
ferretería y funcionan talleres y nunca hubo un problema”, remarcó Islas.
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