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El argumento de la defensora de un femicida: “Nadie muere por cornudo”



Después de seis jornadas de juicio, testigos, filmaciones, escuchas y pericias, este miércoles un jurado popular dará a conocer su veredicto por el femicidio de Agostina Gisfman, la joven de 22 años que fue asesinada de manera salvaje el 14 de mayo del año pasado en Neuquén.

Después de escuchar los alegatos de las partes, el tribunal pasó a un cuarto intermedio y ahora tendrá que determinar si el crimen fue el resultado de un plan conjunto de venganza contra la joven o si se trató de una discusión entre dos que “se salió de las manos”.

De acuerdo a la reconstrucción, el trágico desenlace de la historia se empezó a gestar cuando en uno de los encuentros sexuales que mantenían Juan Carlos Monsalve, el principal acusado, y Agostina, ella tomó una serie de fotos de los dos que más tarde subió a su perfil de Facebook y así llegaron a manos de la esposa del hombre.



La hipótesis de la acusación sostiene que la mujer, Ana María Perales, le exigió a Monsalve que le hiciera daño a la víctima como condición para reanudar la relación que tenían y él ideó entonces un plan que terminó con el asesinato de Agostina.

En esta línea, Monsalve trasladó a la víctima en una camioneta Chevrolet Tracker hasta un basural de la zona de meseta de Centenario, donde la mató junto a su sobrino Enzo Monsalve y su empleado Maximiliano Zapata de al menos dos puñaladas, una de las cuales le atravesó el corazón. Después, rociaron el cuerpo con combustible, lo incendiaron y lo abandonaron.

A su turno, la defensora pública del presunto femicida, Natalia Pelosso, sostuvo que el motivo del enojo de su defendido con Agostina era el robo de una importante suma de dinero y droga. En ese sentido, remarcó que él solo pretendía recuperar sus bienes pero que todo “se le salió de las manos”.

Lo llamativo fue el argumento que usó la abogada para sostener su teoría que, en relación a las acusaciones que señalan a Perales como quien mandó a matar a la joven, manifestó que no tiene sentido que el femicidio haya estado motivado por eso. “Esto es más simple (...) Por cornudo nadie se muere”, expresó, apuntando a darle otra motivación al asesinato para que no se encuadre dentro de la calificación de “femicidio”.

Las últimas palabras

Al terminar los alegatos de las partes, Juan Carlos Monsalve reiteró su responsabilidad por la muerte de Agostina. En tanto, su sobrino Enzo y Zapata expresaron su pésame a la familia de la víctima y aseguraron que no participaron del crimen.



Por su parte, Chianese aseguró: “Perdí todo, soy un muerto en vida, nunca le toqué un pelo a mis hijos y a mis parejas”.

Mientras que Perales dijo que ella no tenía ningún problema con Agostina y que lo único que quería era separarse de su esposo.

Por qué Monsalve perdió sus piernas en la cárcel

A casi un año y medio del femicidio por el que se lo acusa, Juan Carlos Monsalve llegó al primer día de juicio sin piernas y en silla de ruedas, una imagen muy distinta a la que se conoció al momento de su detención.

El acusado sufría de una diabetes, estaba medicado y controlado por especialistas, pero el encierro y el sedentarismo agravaron su cuadro en prisión.

De esta manera, con el paso del tiempo, el hombre sufró lesiones que, al no recibir tratamiento a tiempo, le generaron una gangrena que finalmente terminó por consumir sus dos piernas, que debieron ser amputadas.



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