Home Ads

MAR DEL PLATA: La historia de un partido insólito en donde un equipo intentó meter un gol en contra para pasar de ronda y el otro retuvo la pelota para evitarlo



El fútbol argentino tuvo cambio de reglas permanentemente y eso supo traer ventajas para aquellos que analizaban las órdenes de la AFA, a través de su Consejo Federal, y supieron encontrar artilugios para mejorar su situación más allá de lo deportivo.

 

El Campeonato Argentino era un torneo de gran importancia. Se jugó desde 1920 a 1988 en nuestro país y permitía armar selecciones con todos los jugadores disponibles en cada liga quienes terminaban enfrentándose entre sí.

 

El partido más extraño que hoy evoca el diario La Capital de Mar del Plata se jugó un 29 de julio de 1962; hace exactamente 60 años.

 

Necochea enfrentaba a Mar del Plata en una serie de dos partidos. El reglamento estipulaba que pasaba el que más goles conseguía de la sumatoria de ambos encuentros.

 

En el primero Necochea se impuso 3 a 1 y en el segundo todo se volvió extraño. La revancha se jugó en el Estadio San Martín y todo parecía normal. Ya en el segundo tiempo Mar del Plata logró empatar el marcador y el partido estaba 2 a 2 a los 49 minutos del segundo tiempo.

 

El reglamento estipulaba lo siguiente: el partido no podía terminar empatado, se sumarían minutos y se impondría el gol de oro (el que mete el gol gana). Si esto persistía por algo más de media hora irían a penales. Mar del Plata aspiraba a eso porque las reglas estaban tan mal estipuladas que si conseguían una diferencia de más de 2 goles en los penales irían a plantear que de la sumatoria de goles de ambos partidos había que contar los pateados desde los 12 pasos.

 

Los nechochenses se dieron cuenta que este artilugio entonces empezaron a jugar contra su arco y lo marplatenses a defenderlo para formar la llegada a penales.

 

Eso abrió camino a la especulación y generó la parodia ocurrida en el tiempo suplementario. Los jugadores del visitante se dieron cuenta que, con un gol rival, inmediatamente perdían 3-2 la revancha, pero avanzaban por el 5-4 a favor en el resultado global.

 

Todo era insostenible: pelota sobre las bandas, laterales persistentes y todo lo que se pudiera armar para que el balón no circule o termine afuera.

 

Fueron sólo cuatro minutos de prórroga hasta que el árbitro Amadeo Fredes determinó la suspensión. En el vestuario, el juez tresarroyense argumentó: “Aunque hubieran sido mis deseos llevar por buen cauce el espectáculo, habría sido imposible. Era intolerable lo que ocurría en la cancha. Eso no es fútbol. Ustedes lo han visto y no necesito redundar en detalles. Fue una burla al público que pagó su entrada y no merecía tamaña descortesía”.

 

Injusta resolución


“Récord mundial del fútbol al revés”, tituló la reconocida revista El Gráfico. Y calificó al episodio como “único en el fútbol oficial”.

 

LA CAPITAL también dio su versión de lo ocurrido. “De ninguna manera podemos dejarnos influenciar por el localismo. Nuestra obligación es otra. La reglamentación más acertada era computar los puntos de los dos partidos. Nunca imaginamos que pudiéramos asistir a tan lamentable espectáculo. Afortunadamente, dentro del campo, alguien con autoridad y sensatez (el árbitro) no permitió la prosecución del bochorno”, opinó el periodista de este medio marplatense.

 

Lo cierto es que, desde entonces, la disputa pasó a los escritorios, donde tampoco imperó la lógica.

 

“Ni el Consejo Federal comprende la cuestión. Realizamos varios llamados telefónicos y no pudimos sacar nada en conclusión. Hay divergencias entre los miembros de dicho organismo respecto a la interpretación del artículo. Pareciera que ni el autor (Ricardo Banegas) entiende la reglamentación”, se escribió días más tarde en LA CAPITAL.

 

En la sesión del Consejo Federal quedaron en evidencia las distintas miradas y se pasó a un cuarto intermedio. Hasta que, dos semanas más tarde, se llegó a una resolución: jugar los 26 minutos restantes en la ciudad de Miramar. “Si no hay goles, se pasa a la tanda de cinco penales. De persistir la igualdad, se recurrirá al sorteo. Si resulta vencedor Mar del Plata, habrá un tercer encuentro”, fue la injusta determinación.

 

Once minutos de juego

 

Claramente, el perjudicado era Necochea, que después de un triunfo 3-1 y un empate 2-2, todavía podía quedar eliminado. Cuando con una derrota por un gol en el partido de vuelta hubiera consumado su clasificación.

 

Tras una votación interna, la Liga Marplatense aceptó, por amplia mayoría, jugar la revancha. Pero su presidente, Rodolfo Danza, renunció al cargo. “La reglamentación es horrible, espantosa, arbitraria. Es un despojo a la Liga de Necochea, que honradamente ha demostrado en esta ocasión ser superior a nosotros y tenía asegurado un triunfo innegable. Aceptar ese despojo es hacerse cómplice del delito. Lo que hoy es blanco para nosotros, mañana bajo idéntica circunstancias es negro”, declaró con absoluta honestidad quien estuvo seis años al frente de la LMF.

 

La desprolijidad siempre puede ser mayor. Y 24 horas antes que la pelota vuelva a rodar, hubo cambio de sede y el “mini partido” se trasladó a Tandil.

 

Los dos planteles viajaron más de 150 kilómetros para jugar el 17 de agosto en cancha de Santamarina, a puertas cerradas, un encuentro que podía durar unos segundos, ya que se terminaba al primer gol.

Finalmente, se extendió por 11 minutos, hasta que Natta marcó el tanto de la victoria (3-2) de Mar del Plata y, gracias al cambio de reglamento, obligó la continuidad de la serie.

 

Moneda al aire

 

Dos días después, el 19, se desarrolló el choque decisivo en el estadio General San Martín de la misma ciudad serrana, ahora ante 2.500 espectadores y con el arbitraje de Roberto Fuster, un experimentado juez de la AFA.

 

A los 35′ del complemento Natta marcó el 1-0 para Mar del Plata, pero cuatro minutos después empató Mastromarino. La paridad persistió en tiempo suplementario y la historia de nunca acabar pasó a los remates desde los doce pasos.

 

Nartel falló el primer penal de Necochea, que cambió de responsable, pese a que por entonces podía patear los cinco el mismo jugador. Teerink anotó los cuatro restantes.

 

Rodolfo Pirone convirtió cuatro consecutivos para Mar del Plata y, cuando ejecutó para ganar, impactó su remate en el palo.

 

Por el 4-4 en los penales, se pasó a la última instancia de definición: ¡la moneda al aire!

 

El capitán de Necochea, Pascual Casella, y el de Mar del Plata, Bernardo Silbán, se pararon frente a Fuster. El primero eligió cara y, por suerte para su equipo, salió la esfinge de la libertad hacia arriba. Fue un tiro para el lado de la justicia. Y el final más acorde a una historia de locos.

 

Con datos de Diario La Capital


Home Ads
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo