Natacha Ullúa espera el pronto traslado de Gabriel y
Joaquín, de 10 y 6 años, para velarlos en cercanías de su domicilio de la
localidad de Juan María Gutiérrez, partido de Berazategui. “Una ola los
arrastró, se los llevó y los perdimos entre tanta gente”, cuenta de la tragedia
que acaba de vivir en las playas de Aguas Verdes, donde sus dos hijos
fallecieron luego de ser rescatados por los guardavidas.
Junto a Brian Zárate, su esposo y padre de los niños,
veraneaban desde comienzos de la semana pasada en San Clemente del Tuyú y,
anteayer, cambiaron de balneario para compartir unas horas con otros
familiares.
“Nunca en los días anteriores pasó nada, los chicos estaban
atentos con nosotros, esto fue un instante: apenas llegaron corrieron al mar
con sus primitos”, explica con voz quebrada, pero sin evitar detalles de estos
últimos momentos con sus niños.
Publicaciones en redes sociales de una de las abuelas
permiten verlos compartiendo paseos por Santa Teresita, el mayor de ellos con
un ejemplar de El Principito, entre puestos de pochoclos y copos de nieve
azucarados. Y luego disfrutando de la playa, en la orilla y casi solos, en ese
video con aguas bajas y calmas.
Esa tarde, domingo caluroso en vísperas de una tormenta
anunciada para última hora, había una multitud en esa playa de Chiriguano y
Yate Fortuna, sector siempre muy concurrido durante esta temporada y siempre
con servicio de guardavidas.
Un instante
Ullúa relata que a las 14.30 llegaron a esas arenas de Aguas
Verdes y apenas se habían cruzado con sus familiares cuando, mientras los
adultos acomodaban bolsos, sombrilla y reposeras, los más chicos salieron
corriendo hacia el mar.
“Después de una ola los perdí de vista entre tanta gente y
me desesperé, los buscaba y no los encontraba”, cuenta sobre ese instante de
desesperación que se hizo extenso, ya que durante varios minutos no tuvieron
resultados.
Poco después hallaron el cuerpo de uno de los niños, que
flotaba aguas adentro, y luego el otro. “Los trajeron los guardavidas, ya sin
signos vitales, y en principio con los médicos lograron reanimarlos”, relata.
Era una instancia en la que todavía había expectativas. “Siempre tuve
esperanzas de que se iban a recuperar, no puedo creer lo que pasó”, dice.
Lograron sacarlos del paro cardiorrespiratorio luego de 40
minutos en un caso y después de una hora en otro. En el Hospital Municipal de
Mar de Ajó quedaron asistidos por equipos de respiración automática, ambos con
un cuadro gravísimo por las secuelas del tiempo que pasaron bajo el agua.
“Llegaron sin reacción, con un daño cerebral irreversible”,
confirmó a los medios el doctor Claudio Cavadini, director asociado del
establecimiento sanitario donde los niños permanecieron internados por unas
pocas horas. A la madrugada se confirmaron los fallecimientos.
Familiares y amigos de los padres iniciaron pronto una
colecta solidaria para reunir fondos que permitieran pagar el pronto traslado
de los restos de los niños. “Ya están en camino, los estamos esperando”,
confirmó este mediodía su madre, mientras se preparaba el velatorio en Juan
María Gutiérrez.




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