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Su vecino le dio 40 puñaladas, pero va a quedar libre: “Tengo miedo de que me vuelva a atacar”



Desde el 30 de enero, Andrea Navarro vive con miedo. Esa madrugada, mientras dormía, fue apuñalada 40 veces y está viva de milagro. Pudo reconocer a quien la atacó: su vecino de 17 años que vive el lado de su casa del barrio 107 viviendas de Catamarca.


Todavía angustiada y dolorida, contó que su agresor fue alojado en un instituto de menores, pero el 30 de marzo va a recuperar la libertad. “Tengo miedo de que me vuelva a atacar”, dijo.


40 puñaladas, dolor y el pánico de volver a ser atacada


Eran las 05:30 del 30 de enero cuando Andrea dormía en la habitación de su casa. 


Hacía pocos días había hecho una ventana que no tenía rejas. Por ahí entró su agresor.

Se despertó con la primera puñalada. Apenas pudo defenderse, puso sus manos sobre la cara y los minutos posteriores fueron de dolor y sangre.


Esta mujer de 37 años, técnica en hemoterapia y que trabaja en el Hospital de Niños, pensó que se trataba de un robo. Al principio no reconoció a su agresor, pero en medio del ataque logró verle la cara y descubrió que era su vecino.


El joven tiene 17 años y Andrea lo conoce desde que tenía cinco.


“Vivimos en el mismo barrio porque nos adjudicaron la casa. Por eso lo conozco desde tan chico. Jamás tuve problemas con él o con su familia. Todavía sigo preguntándome por qué me apuñaló. Estoy segura que vino directamente a matarme, no le encuentro otra explicación, porque sólo se llevó mi celular”, contó angustiada.


Andrea recuerda que como pudo se levantó, salió a la vereda y pidió auxilio. Aparecieron los vecinos quienes llamaron la ambulancia y ella le dio el nombre del hombre que la había atacado. “Pensé que me moría entonces le dije a mis vecinos que había sido el chico que vive al lado de mi casa”, recordó.


La ambulancia la llevó al hospital y con las pocas fuerzas que tenía también le dio el nombre de su atacante a la policía. Los uniformados fueron hasta la casa y lo encontraron durmiendo con el cuchillo. Dieron intervención a la justicia y fue alojado en un instituto de menores. Pero el 30 de marzo recuperará la libertad y Andrea tiene miedo.


Después del ataque volvió a su casa para llevarse ropa. “Cuando entré, empecé a temblar y a llorar. Todavía hay manchas de sangre. Me mudé a lo de mi pareja porque necesito atención hasta para ir al baño. Me cambió la vida de un momento para otro. Los médicos me aplicaron morfina por los dolores y todos coinciden en que estoy viva de milagro”, reconoce.


La causa fue caratulada como “robo agravado por el uso de arma y homicidio en grado de tentativa agravado por criminis causa”.


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