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Tiene una firma de picadas, le pidieron 190 cajas de navidad, se endeudó y el cliente es una empresa fantasma





Mauricio Urig se convirtió en una suerte de causa nacional. Esta semana, el hombre de 45 años oriundo de Luján que lleva adelante su negocio de picadas, “Picadas Viking”, contó en su cuenta de Twitter cómo fue estafado en 1,9 millones de pesos con un articulado engaño.

 

Un supuesto gerente llamado Marcelo Bressan, de una supuesta empresa llamada Agrofull, con oficinas en un edificio de la calle 25 de Mayo en Capital Federal, lo había contactado días antes para encargarle 190 cajas de fiambres, quesos finos y frutos secos para entregarle a sus empleados en Navidad. Bressan se vendió a sí mismo y a su empresa, con una suerte de imagen corporativa en la foto de perfil. Afirmó que era “un holding de 7 empresas, consignatarios de haciendas (sic), frigoríficos, exportadores y distribuidores de productos alimenticios”. En su perfil, se nombraban tres firmas bajo Agrofull: Chic Clean, Uros y Conangus.

 

Mauricio dijo que sí, que claro, le envió un presupuesto y el gerente aceptó: $1,9 millones por las 190 cajas de material premium. Envió fotos de cajas y varias muestras. Así, cerraron el trato. Mauricio debía invertir $1,1 millón de pesos en materia prima, lo hizo, y comenzó a empacar.

 

Le dieron como destino para entregar los pedidos un galpón en la calle Ucrania, zona de Valentín Alsina. “La mercadería la entregué el martes 7 y el jueves 9, todas las 190 cajas. Hice tres viajes. Allí me las recibieron, me dieron el contacto de un tipo que me iba a firmar el remito”, asegura Mauricio. Luego, se fue. Llegó el pago, un cheque digital del banco Itaú por la cifra pactada, a nombre de la firma Uros, una de las nombradas en el perfil de Bressan que lo contactó via WhatsApp.

 

Mauricio reclamó por todos los medios, sin resultados. La página web de Agrofull se desvaneció. Volvió al galpón en la calle Ucrania, su portón naranja con el logo de Agrofull y otras firmas estaba cerrado. Una nota había sido pegada. Decía que la empresa, por dificultades financieras y fiscales, permanecería cerrada. Daba un número de contacto de un “estudio jurídico-contable”, apagado a toda hora. Allí se encontró con otro hombre que tomaba fotos. Le contó su situación. El hombre estaba en la misma, básicamente. “Me contó que lo estafaron en cinco millones de pesos con otra empresa”, afirmó.

 

Entonces, fue a Twitter. “Me cagaron”, aseguró, y contó su historia. Más de mil cuentas la retuiteraron, llegó a varios canales de comunicación, se convirtió en trending topic. Comenzó una colecta popular, en la que le depositaron más de 750 mil pesos al cierre de esta nota. “El Vikingo”, por el momento, no realizó una denuncia en la Justicia, espera hacerlo. En todo caso, hay con qué comenzar. Ningún estafador de mediana puntería es tan inteligente. Todos dejan una señal.

 

Todas las firmas mencionadas por los estafadores existen. Agrofull, como holding, no. Hay empresas registradas en el país con ese nombre, en varias provincias, ninguna con una relación estructural con las firmas mencionadas. Uros, con domicilio en la zona de Hudson, se dedica al menos desde 2017 a la venta de productos alimenticios según datos de la AFIP, sin un historial de cheques rechazados de acuerdo a información del Banco Central. Conangus se dedica en los papeles al negocio ganadero desde 2014, con un domicilio registrado en San Martín, también sin cheques sin fondos.

 

Había otras tres empresas en el portón del galpón de la calle Ucrania, vinculado en registros consultados a una empresa papelera, un rubro totalmente distinto: Conmeat, Chic Clean y Feed North. Todas existen. Y todas tienen un factor en común. Es Karen Belén S., una joven de Mar del Plata de 24 años con domicilio cercano al penal de Batán, que figura en registros oficiales como la titular que registró con su número de CUIT la desaparecida web de Agrofull.

 

Karen, de acuerdo al Boletín Oficial, integra los directorios de esas tres firmas desde mediados de este año. Es socia de todas, al menos en los papeles.

 

Karen recibió ayuda del ANSES en 2020 con el cobro de la Asignación Universal por Hijo y el Programa Hogar para solventar una garrafa de gas. En los primeros meses de 2020, curiosamente, se convirtió en una empresaria. Fue registrada en el rubro de asesoramiento y gestión empresarial de la AFIP y entró de lleno a la familia de firmas alrededor del caso. Pasó a integrar el directorio de Chic Clean, registrada en rubros médicos, en abril de 2021. Su rol fue el de socia gerente, luego de la renuncia de una mujer de 58 años de Mar del Tuyú, otra empresaria que cobra el Plan Garrafa.

 

El domicilio fiscal de Chic Clean es el de la calle 25 de Mayo que dio el supuesto gerente, otra coincidencia.

 

Feed North SRL, por su parte, tiene una marca roja oficial por supuestas facturas apócrifas. Registrada en rubros ganaderos desde 2019, sumó a Karen B. a su directorio en septiembre de 2021, cuando la incorporaron como gerente. Su predecesor como gerente, un empresario italiano con documento argentino y domicilio en Merlo, también fue parte de Conangus, firma que registra pagos en blanco a empleados en los últimos meses.

 

De acuerdo al Boletín Oficial, Conmeat, otra de las empresas ganaderas en el portón de Valentín Alsina, cambió su domicilio en septiembre de este año a la calle 25 de Mayo. El italiano también renunció al directorio y Karen fue nombrada gerente.

 

Urig supone lo obvio: que le robaron la mercadería para revenderla en el mercado negro. Las evidencias encontradas en apenas media mañana de revisar registros dan coincidencias, nombres de escribanos, trámites legales y lo que parece ser una estructura legal infiltrada para robar mercadería.

 

Hay, también, otro detalle: Urig asegura haber hablado con “una secretaria de Agrofull”, que se identificó a ella misma como “Karen”.

 

La pista sigue en Mar del Plata. Hay una segunda gerente de Conmeat, llamada Verónica G., que también figura junto a Karen en una SRL de la ciudad costera registrada en un domicilio que es una regalería y bazar. La mujer, vecina del barrio Batán donde tiene domicilio Karen, está registrada legalmente en los rubros de venta y alimentos.

 

“El Vikingo” no sería el único damnificado. El hombre que se encontró en la puerta del galpón aseguró ver cargas y descargas, un camión con más de 40 pallets de yerba mate, un tractor y un montacargas. Cualquier fiscal especializado o especializada en fraudes y delitos económicos podría entretenerse.


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