Una hilera de ocho agentes de la Unidad
Táctica de Operaciones de la Bonaerense, la división especial de la Policía
para desactivar, por ejemplo, disturbios en recitales o en estadios de fútbol,
marcha por entre los grupos de adolescentes y jóvenes en la arena que rodea el
parador de moda de los últimos años en Pinamar.
Bajo el sol tremendo de la tarde, con una
temperatura que debe flotar sobre los 30 grados, la fila de efectivos desfila y
pide con buenos modales que los jóvenes se dispersen. Simultáneamente, tres
cuatriciclos del Grupo Motorizado recorren los grupos e invitan a mantener la
distancia social.
Algunos chicos salen tranquilos del lugar,
otros corren asustados y se alejan. La escena, que ocurrió el sábado y
probablemente se repita el resto del mes, se da en el contexto de la pandemia y
la fuerte suba de casos COVID-19 en la Provincia, de la que también es víctima
esta ciudad, con un crecimiento de 50 a 196 positivos activos en un mes, según
el último reporte, que no contabiliza los últimos dos días por el feriado de
Año Nuevo.
Sin embargo, las correctas formas de
persuadir de los policías tácticos contrastan con las armas cargadas con balas
de goma que llevan delante de su pecho. Las exhiben mientras van y vienen por
el espacio público “debajo” del balneario Boutique, el parador de moda para los
chicos y chicas de entre 15 y 25 años que veranean en esta ciudad.
“Es un poco chocante verlos pasar por acá.
No se entiende por qué mandan estos grupos especiales a la playa”, comentó
Melina, una chica de 18 años, disgustada con la presencia policial en la playa.
Marcos, el joven que la acompaña, agregó: “Deberían estar los policías de calle
y estos de última en los alrededores, que intervengan si se arma algún lío”.
Para muchos de los chicos fue un disgusto y
para otros algo que esperaban que suceda. “Mientras de ningún lado la cosa se
ponga tensa está todo bien, venimos a divertirnos y es cierto que habría que
evitar las juntadas tan masivas, pero es el lugar al que todos los chicos de
nuestra edad quieren venir”, agregó Agustín, un joven platense de 22 años que
llegó a Pinamar con sus padres.
Las aglomeraciones en la playa no están
permitidas. Tampoco las fiestas improvisadas que se dan alrededor de los grupos
que bajan a la playa con parlantes de un metro de alto. Eso está prohibido por
ordenanza municipal. Hasta este verano de pandemia había sido ignorado por las
autoridades, a modo de “vista gorda” para no cortar la diversión de los jóvenes
en verano.
Pero ahora, COVID-19 mediante, es motivo de
infracción. Para que no se produzcan incidentes ni contagios, el Ministerio de
Seguridad designó este grupo especial de la Policía, que entra a la arena para
disuadir las aglomeraciones. Fuentes de la cartera que conduce Sergio Berni
explicaron que eligieron la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas para el
trabajo en la playa porque confían más en esta fuerza que en los agentes de
comisarías. “Queremos evitar heridos, balazos de goma, no nos interesa
confrontar”, comentaron.
“UTOI tiene una fuerte capacitación, son
jóvenes bien formados y van a invitar a los chicos para que mantengan el
distanciamiento. También es una cuestión del gobierno local, que tiene que
garantizar el cuidado en los espacios públicos, y además tiene que haber
compromiso de los paradores. Hubo charlas con los municipios”, explicó a
Infobae Javier Alonso, subsecretario de Formación Profesional del Ministerio de
Seguridad.
En Provincia aclaran que “no hay estado de
sitio”. “Somos cautelosos en términos de que hay una responsabilidad individual
y el cuidado es de las personas. La orden que tienen los Policías es invitar a
reflexionar sobre el autocuidado”, comentaron desde La Plata.
Además de la presencia policial, el
Municipio trabaja en la playa con agentes de fiscalización para atentar contra
los bailes que los grupos arman al atardecer. El sábado, de hecho, se labraron
dos infracciones de este estilo a chicos en la zona de Boutique que convocaron
a juntarse alrededor de sus parlantes.
El Ministerio de Seguridad bonaerense
destinó este verano en Pinamar 800 agentes en el marco del Operativo Sol. Por
primera vez, la gran mayoría -unos 550- pertenecen a las Fuerzas de Operaciones
Especiales y casi todos son de la UOTI, aunque también hay un equipo del Grupo
Halcón, los más profesionalizados de la fuerza. “Tenemos 550 efectivos de las
fuerzas especiales que están en espacios públicos en Pinamar actuando para
disipar las concentraciones”, comentó Lucas Ventoso, secretario de Seguridad de
Pinamar.
Respecto de otros veranos, en esta ciudad
se observan muchos menos agentes “de a pie”, los de comisaría, y más de fuerzas
especiales. Una fuente municipal admitió ante la consulta: “No nos queda
alternativa que hacer lo que está haciendo la Policía en la playa. No nos gusta
ver los grupos tácticos ahí, pero la hipótesis en caso de que se sigan
concentrando personas y suban los casos es que esto termine en el cierre de la
temporada”.
“Tienen disciplina de cuerpo, tienen
entrenamiento y no tienen los vicios de las comisarías. Lo que no nos puede
pasar es que se nos desbanden las playas. No apuntamos a intimidar para que se
pongan el barbijo, pero los pibes van a la playa y tenemos que tratar de que
esa aglomeración no se transforme en botellazos. No vamos a la lógica de ‘no te
juntes’, pero sí a que se cuiden”, comentó otra fuente que toma decisiones en
la Provincia.
En Pinamar saben que un retroceso en los
permisos para circular complicaría el año 2021 para su población estable, que
en gran parte vive del “negocio” de las vacaciones. En el Municipio aclararon
que no diseñaron los operativos policiales ni deciden qué grupos bajan a la
playa, pero a la vez admiten que la disuasión es necesaria para evitar mayores
contagios.
“La dinámica de la temporada es que la
gente viene 3 ó 4 días y se va y viene otra. Mañana quizá la mitad de la gente
es gente nueva. Cada tres o cuatro días cambian todos. Vamos a tener que seguir
con la presencia policial tal cual se vio”, admitió Ventoso.
Fernando Soriano para Infobae
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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