Según
pudo constatar el juez Christian Ariel Rabaia, el condenado de unos 40 años de
edad, con antecedentes y con domicilio en Villa Gesell cometió 3 hechos
delictivos.
Uno
de ellos fue el 21 de junio de 2016, en Pinamar, en donde se comunicó con una
vecina para manifestarle que tenía en su poder a la perra de la raza galgo que
ella estaba buscando y por la cual había pedido en redes sociales. Pero eso no
era cierto y pedía como rescate la suma de 4.000 pesos.
Al día
siguiente del llamado las partes se encontraron pero el pidió que se haga
efectivo el pago de 2.000 pesos para ir a buscar al animal y, después de la
entrega, cobraría lo restante. En una clara maniobra de estafa dado que no lo
tenía. La dueña de la mascota accedió y el hombre se escapó con el dinero.
La
mujer pudo denunciarlo porque se encoentraron en un local comercial y ella le
pidió ver un documento para poder constatar su nombre. Ortíz sacó su carnet de
conducir y quedó al descubierto.
La
mujer, al ver que no retornaba con la perra, llamó al número de telefono que
antes se había utilizado para el primer llamado. El implicado atendió y le dijo
que ya había entregado el animal a un carnicero que no quería devolverlo por lo
cual le dijo “si quiere denunciemé”
Un
informe policial agregado al expediente indicó que el “modus operandi”
utilizado en el caso guardaba varias similitudes con otros hechos, donde el
imputado aparecía solicitando dinero con la falsa promesa de recuperar lo que
determinadas personas buscaban por las redes sociales.
Por
su parte la damnificada al realizar un reconocimiento de personas en forma
fotográfica, señaló con total seguridad a Ortiz como la persona que había sido
autor de la estafa.
El otro
ilícito por el cual fue juzgado fu el 19 de diciembre de 2017 cuando Ortíz
acordó con cuna nueva víctima la venta de un televisor por 2.500 pesos. Las partes
arreglaron encontrarse en inmediaciones de un local bailable de Villa Gesell,
donde pese a no tener el aparato el hombre juzgado conminó a la víctima con un
arma para que entregara el dinero, apoderándose así de ese monto.
Dos
días después y en la misma localidad, este mismo sujeto interceptó a una vecina
y a su hija, a quienes obligó a que subieran a un vehículo que conducía otra
persona, pero a poco, al decirle una de ellas que lo conocía el sujeto hizo
detener la marcha del rodado, para entonces y ejerciendo violencia empujarlas
hacia el exterior, previo apoderarse de una cartera y de los $. 3.000 que había
en su interior.
En
estos dos últimos casos el imputado también fue reconocido por las víctimas en
las respectivas ruedas de personas realizadas.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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