La decisión de Suzanne Hoylaerts, quien fue diagnosticada con Covid-19 y sufría neumonía estuvo motivada por el colapso sanitario y la escasez de insumos para atender a los pacientes de coronavirus, una situación que es replicada en todo el mundo.
Ella estaba internada en un hospital de Bélgica cuando decidió renunciar al respirador para que puedan salvar otras vidas. "No quiero respiración artificial, que sirva para pacientes más jóvenes. Yo tuve una buena vida”, expresó a los médicos que la atendían, según le contó su hija Judith al diario local Het Lasste Nieuws.
Pero a pesar de su gesto, la señora, como todos los afectados por coronavirus, no pudo despedirse de su familia debido a las extremas medidas de seguridad para evitar contagios. “No pude decirle adiós y no puedo ir a su funeral”, lamentó la hija.




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