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PUERTO DESEADO: Confesó uno de los autores de la violación a María y la muerte de Santino


Sara Delgado (La Opinión Austral) - Durante gran parte de la jornada los medios centroporteños hablaron de dos nuevos sospechosos, sin embargo no eran figuras nuevas, sino los mismos que en la víspera habían sido liberados por el juez.

El día del ataque contra María y Santino, ella pudo aportar información valiosa sobre los rasgos fisonómicos de dos varones.

El dato de que uno de ellos hubiese estado en conflicto con la ley, a partir de la frase que la víctima escuchó: ‘Matála que no quiero volver en cana’, aceleró la búsqueda, porque la circunscribió a un grupo específico.

Ese mismo día, la Policía dio con el atacante y su cómplice, un adolescente de 16 años, en el lugar conocido como ‘La Favela’, que vecinos y vecinas que fueron a la marcha del viernes contaron que es un ‘aguantadero’.

En el lugar encontraron ropa ensangrentada, vieron que el mayor tenía lesiones en la cara y los brazos, y algo crucial: también con ellos estaba un perro con el pelo ensangrentado, el mismo que María dijo haber visto esa tarde.

Con estos datos sumados a los identikit que se hicieron con el aporte de la víctima, Oldemar Villa no hizo nada. No ordenó medidas para cotejar esas pruebas y, lo que es peor, ordenó la liberación inmediata de ambos.

En el Ministerio de Seguridad no salían de su asombro. Hay quienes sostienen que incluso el ministro Lisandro de la Torre, que desde el mismo jueves estaba en Deseado, lo habría ido a ver al magistrado a la casa.

Si bien es cierto que los sospechosos quedaron en libertad, pero con consigna policial, no es sencillo comprender por qué Oldemar Villa se arriesgó de esa manera, después de una marcha multitudinaria como la que no se tiene registro en Santa Cruz y que incluyó acusaciones en su contra por varios crímenes sin resolver, y el pedido para que renunciara.

En nuestro país, nadie debería estar detenido sin que se ordene ninguna medida para determinar su participación en un hecho delictivo. Por lo menos no más de seis horas, que fue el tiempo exacto que los dos asesinos estuvieron en la Comisaría de Puerto Deseado. El argumento es técnico, pero no explica por qué Oldemar Villa se tomó otro día para pedir medidas.

En el Tribunal Superior de Justicia se agarraban la cabeza, sobre todo porque hay hoy en Santa Cruz un fuerte reclamo de mayor celeridad con el caso de Zulma Malvar, la médica de Puerto San Julián asesinada en su domicilio, y del cual no hay pistas. Ninguna más que dos rastros de ADN cuyos resultados todavía se desconocen.

Aquella vez sucedió algo parecido: la Policía decía haber recolectado todo lo necesario para poner a alguien tras las rejas y la Justicia tomaba por otro camino. El más justo, o no, pero uno diferente.

Pero ayer la cosa cambió con la aparición de una testigo, no presencial, que habría delatado a uno de los involucrados, asegurando tener información de que uno de ellos atacó a la mujer y a su hijo.

Aparentemente recién ahí el juez ordenó que las personas que había liberado en la víspera volviesen a la Comisaría. Ahí estuvieron durante toda la jornada en medio de un fuerte hermetismo, temiendo la posibilidad de que el dato se filtrara y los quisieran linchar.

A todo esto, ya en la madrugada anterior, Celso, el esposo de María, había llegado a Deseado y lo esperaba un grupo de personas. Otro estaba en el Hospital.

Es que desde que mataron a Santino para que no pudiera reconocerlos por haber abusado de su mamá, la gente circula por los lugares donde puede dar apoyo y encontrar respuestas.

Cerca del mediodía, el juez, que no da notas y evita los medios, aceptó hacer declaraciones al portal Todo Noticias, para decir que su convicción estaba junto a la idea de que fue un crimen por odio de género.

Durante la tarde, el juez ordenó allanar ‘La Favela’.

Pasadas las 18:30 una ambulancia llegó al Juzgado de Instrucción y María fue bajada en una silla de ruedas.

Luego de eso, el juez volvió a salir para pedir a la gente que estaba afuera que hiciera silencio porque ‘la víctima se intimida’, dijo, y prometió una conferencia de prensa junto al ministro de Seguridad.
En la dolorosísima situación en la que se encuentra, María tuvo que afrontar una rueda de reconocimiento de sus atacantes entre un total de doce varones.

María no falló, claramente supo que en esa sala estaba el que la había violado.

Cuando cayó la noche en Puerto Deseado, la gente seguía llegando a las puertas del Juzgado para dar su apoyo a María, mientras que periodistas aguardaban la conferencia.

La gente estaba organizada. Querían respuestas, y para que nadie se fuese del Juzgado sin dárselas, se repartieron para bloquear las puertas. Incluso, una mujer portaba un silbato para dar aviso si veía alguna autoridad.

La rueda de reconocimiento terminó a las 23:45. María salió otra vez en silla de ruedas, llorando sin cesar, conmocionada en medio de un aplauso sostenido de la gente que le gritaba que seguiría pidiendo justicia por ella y su hijo.

Después, otra ambulancia llegó para llevarse a su hermana, la mujer que cursa un embarazo de alto riesgo y le tocó reconocer a su sobrino muerto.

En un momento inesperado un joven, identificado como Elías, se acercó al Juzgado, diciendo que era el sobrino del hombre que mató a Santino. Los vecinos entonces quisieron retenerlo, en un momento de confusión en donde no se sabía si lo querían linchar, aun cuando decía que él no tenía nada que ver, razón por la cual la Policía lo resguardó.

Sobre las cero hora, el portal de La Opinión Austral dio a conocer en primicia nacional que el autor de la violación de María y del asesinato de Santino había confesado. La noticia corrió como reguero de pólvora en Puerto Deseado, mientras todavía se esperaba la conferencia de Oldemar Villa.

El hombre que confesó es de Puerto Deseado, y eso destierra la idea que también circuló mucho en la marcha, sobre que ‘los de afuera’ son los únicos que vienen a Santa Cruz a cometer delitos.

FUE POR ODIO A LAS MUJERES

Tal como lo informara este diario en la cobertura del caso publicada el sábado, todo parece indicar que se trató de un crimen orientado hacia María por su condición de mujer, porque el objetivo era violarla y luego no dejar testigos de eso.

Para el juez esto es así porque “evidentemente hay un importante componente de sexismo y de odio hacia el sexo femenino, el robo creo que fue una consecuencia”.

Al cierre de esta edición , se conoció que sufre de esquizofrenia. En tanto que, hoy será la rueda de reconocimiento para el menor demorado, su amigo.
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GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo