Patricia Kadgien y a su marido Juan Carlos Cortegoso,
quienes tenían en su poder el cuadro Retrato de una dama robado por el nazismo
a un coleccionista de origen judío durante la ocupación de Países Bajos, fueron
imputados por el delito de encubrimiento de robo agravado en el marco de un
genocidio y les prohibieron salir del país sin autorización judicial.
Hace instantes, en la audiencia de formalización de la
imputación realizada en el Juzgado Federal Nº1, el fiscal Carlos Martínez
imputó al matrimonio Kadgien - Cortegoso por haber ocultado desde 1979 y hasta
el 3 de septiembre la obra Retrato de una dama, pintura de oleo sobre tela del
siglo XVIII que le fue robada a su propietario el galerista de origen judío
Jacques Goudstikker.
Para el fiscal, el encubrimiento se dio en el marco del
genocidio llevado adelante por el nazismo. "La expoliación de bienes
culturales y obras de arte fue un plan sistemático del nazismo para poder
financiar el régimen y los gastos de la guerra", explicó Martínez.
El genocidio, explicó el fiscal, es uno de los delitos más
graves contra la humanidad fijado por el Estatuto de Roma y al cual la
Argentina adhiere.
El Ministerio Público fiscal aseguró que hay pruebas que
demuestran que los imputados tuvieron una clara intención de ocultar la obra y
no entregarla a sabiendas que era buscada por la Agencia de Patrimonio Cultural
de los Países Bajos. Prueba de ello fue que el cuadro fue ocultado en cada
allanamiento que realizó la justicia.
En ese sentido, Martínez solicitó como medidas de coerción
que el matrimonio fije domicilio en el chalet ubicado en Cardiel al 4100 y que
se les prohíba ausentarse del mismo por más de 24 horas sin autorización de la
justicia. Además el matrimonio deberá entregar pasaportes y toda documentación
de viaje. No podrán salir del país sin autorización.
Las medidas avaladas por el juez Santiago Inchausti se
extenderán por 180 días y perderán vigencia el 3 de marzo de 2026. La misma
fecha se fijó para el plazo de la investigación.
El largo viaje de la Dama
Hace 10 años que los periodistas neerlandeses Cyril Rosman y
John van den Oetelaar, investigan a la familia Kadgien. El funcionario nazi,
conocido como "La serpiente", fue un abogado alemán experto en
ocultar el dinero del nacionalsocialismo. Ingresó a las SS en 1935 y tres años
después se había convertido en la mano derecha de uno de los oficiales de confianza
de Hitler, el mariscal Hermann Göring.
La Serpiente fue uno de los encargados de dirigir la
operación por la cual el nazismo debía conseguir dinero para financiar los
gastos de la guerra. Extorsionar a los comerciantes judíos y robarle sus bienes
fue una de las estrategias.
Tras perder la guerra, Kadgien logró escapar de la justicia
internacional. Primero se refugió en Suiza y luego siguió la ruta de fuga de
muchos de sus camaradas. Cruzó el Atlántico, se instaló en Brasil un tiempo y
finalmente en la Argentina. En Buenos Aires se desempeñó como empresario, pero
parte de su fortuna estaba compuesta por las obras de arte que había robado
durante la guerra. Murió en 1979 y sus restos descansan en el cementerio alemán
porteño.



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