“Nosotros hemos sido estafados por la Libertad Avanza. Acompañamos en la primera etapa pensando que íbamos a construir algo en conjunto, pero los tipos se pasaron todo por ya sabés dónde... Hubo soberbia, desagradecimiento y humillación. Mauricio no va a hablar porque no se siente parte de este proceso, pero tiene la paz mental de haber advertido lo que iba a pasar. Después de octubre se va a barajar todo de nuevo, y vamos a trabajar en una opción superadora”.
La frase, lanzada por un dirigente del PRO cercano a Mauricio Macri, resume el clima interno que se vive en el partido amarillo tras la dura derrota en las elecciones bonaerenses. El golpe no solo fue electoral: también fue político, estratégico e identitario.
Macri, entre la distancia y la observación
El expresidente Mauricio Macri está en el país y siguió de cerca el proceso electoral, aunque se mantuvo al margen de la campaña. No participó de actos, no emitió declaraciones previas y limitó el tema a “algo del PRO bonaerense”, en referencia al rol de Cristian Ritondo, encargado de negociar con La Libertad Avanza en Buenos Aires.
Macri hace meses que no habla con Javier Milei. Considera que el mandatario “se portó mal” con el PRO, no solo por el destrato hacia sus dirigentes, sino porque desoyó las advertencias económicas, como la de marzo, cuando alertó sobre el impacto de paralizar la obra pública.
En privado, repite que se siente liberado de responsabilidades porque advirtió lo que podía pasar. Sin embargo, también reconoce que la alianza fue consecuencia directa del caos interno del PRO en 2023, cuando la interna Horacio Rodríguez Larreta–Patricia Bullrich dejó heridas abiertas y debilitó al espacio.
Cristian Ritondo, el negociador bajo fuego cruzado
El diputado nacional Cristian Ritondo fue quien encabezó las negociaciones con LLA para sellar el acuerdo en Buenos Aires. Hoy, su figura es objeto de críticas internas.
Desde varios sectores del PRO lo acusan de haber aceptado condiciones “a libro cerrado” que terminaron debilitando la identidad del partido. Un dirigente bonaerense con trayectoria territorial lo resumió así:
“No podés tomar decisiones políticas solamente por resultadismo; si no, dedicate al fútbol, donde lo único que importa es ganar. Tomaste una decisión equivocada, desde los valores que defendés y desde cómo te respetaron como partido político. Electoralmente fue espantosa en términos de resultados”.
Una derrota que desnuda la “mala praxis” libertaria
En el análisis postcomicio, desde el PRO acusan a LLA de una mala praxis política:
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Se pelearon con los jubilados, un núcleo clave del electorado.
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No convocaron al votante histórico del PRO, que en gran parte se quedó en su casa.
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En Buenos Aires llevaron candidatos desconocidos o con un historial de saltar de partido en partido.
Los números confirman la falla:
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En 2023, Juntos por el Cambio obtuvo 2.545.545 votos para legisladores provinciales.
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LLA cosechó 2.348.108 en la misma categoría.
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En 2025, la alianza PRO–LLA sumó 2.723.710 votos, apenas 375.602 más que lo que había logrado LLA sola dos años antes.
Esto refleja que no hubo una transferencia masiva de votos del PRO al libertarismo, y que una parte de los votantes de Milei en 2023 directamente no fue a votar.
Trabajo “a reglamento” y cuidado del territorio propio
En la interna amarilla reconocen que la militancia se concentró en cuidar bastiones propios como Vicente López, pero que en el resto de la provincia “nadie movió un dedo”.
Un dirigente lo describió como “trabajo a reglamento”: se fiscalizó lo indispensable, sin un despliegue proactivo para beneficiar a LLA.
Montenegro, Santilli, Vidal y Torres: dos veredas opuestas
Entre los impulsores del pacto con LLA se encuentran:
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Cristian Ritondo
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Guillermo Montenegro (intendente de Mar del Plata y electo diputado provincial)
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Diego Santilli (candidato a renovar su banca en Diputados)
En la vereda contraria están:
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María Eugenia Vidal, exgobernadora bonaerense.
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Ignacio “Nacho” Torres, gobernador de Chubut.
Las posturas muestran una fractura latente sobre el rumbo estratégico después de octubre.
El escenario post-26 de octubre
Aunque la alianza PRO–LLA se replica en más de 10 provincias y en la Ciudad de Buenos Aires, varios dirigentes ya ven fecha de vencimiento.
“Quizá haya algún jugador que decida ser parte de LLA, pero hoy es menos tentador que antes. Después del 26 de octubre vamos a barajar de nuevo y creo que hoy somos mayoría los que creemos en la necesidad de construir algo nuevo”, admitió una figura de peso partidario.
Ese “algo nuevo” podría significar un rearmado opositor sin Milei, con un perfil propio y retomando el voto moderado que el oficialismo libertario no logra seducir.



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