En diciembre habían sido 955 los pacientes que fueron
arbitrariamente trasladados al sector privado, dejando al hospital con solo
1087. En el día de ayer fueron 372 más.
El problema es que los cambios se hacen compulsivamente, los
afectados pierden a sus médicos de cabecera y también prácticas como
intervenciones quirúrgicas programadas. Algunos de los cambiados en diciembre
habían vuelto al Hospital Municipal y, ahora, los volvieron a trasladar y les
argumentan que se agotaron la cantidad de traspasos cuando la mitad de ellos
fueron de manera inconsulta.
El secretario de salud, Amadeo Echeverría, dijo que ahí “hay
una trampa” porque hacen un traspaso inconsulto en varias oportunidades para
después no poder elegir.
Aclaró que hay beneficiarios que no podrán operarse y ya
tenían programada la cirugía y los insumos habían sido pedidos y ahora deberán
devolverlos.
La cápita es una asignación del afiliado a un centro de
atención médica. PAMI abona casi unos $10.000 por cada afiliado; algo que no
llega a cubrir las atenciones. Cuando el Hospital Municipal era el único
efector de salud todos los afiliados de PAMI (alrededor de 3.500) eran
atendidos allí.
Reabierto el instituto médico privado, se pasó toda esa masa
de afiliados a dicho lugar. Paulatinamente, por voluntad de cada uno de los
afiliados, fueron volviendo al Hospital Municipal para su atención. A pesar de
la libre decisió, periódicamente PAMI sigue traspasando afiliados al Instituto
Médico. Esto conlleva que una vez más el afiliado tenga que realizar el trámite
para volver al Hospital Municipal cuando se entera de tal circunstancia.
Este manejo arbitrario por parte de PAMI implica para los
abuelos tener que hacer largas colas para tramitar personalmente ante su
oficina local la posibilidad de volver ser atendidos en el Hospital Municipal.




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