“Al conocer la historia de los argentinos es inevitable
pensar en Malvinas”, explicó Juan, un youtuber colombiano que se hizo viral por
viajar a las Islas con un único propósito: hacer flamear nuestra bandera. “La
motivación de haber ido hasta allí nace desde el interés de querer acercarme a
la cultura. En mi ADN, la mitad de la sangre que tengo es colombiana y la otra
mitad argentina, ya que mi papá también lo era”, explica el joven.
Con sangre de ambos países, Juan, autor del canal
PlanetaJuan, sintió la necesidad de acercarse a la historia de su familia
paterna. “Mi papá me dejó como herencia a toda mi familia y la Argentina en el
norte. En mi afán por conocerlos bien y conocer de dónde vengo, es imposible no
encontrarse con la historia de Malvinas”.
Un par de semanas atrás, el joven emprendió una travesía
única: viajó a las Islas con su pasaporte canadiense, ya que también es
ciudadano de aquel país, con una clara misión en mente. Su objetivo no era
turístico, sino simbólico y profundamente personal: izar la bandera albiceleste
en tierras a las que también representa, o al menos, debería.
La idea de viajar a las islas surgió hace dos años, pero
solo ahora pudo concretarla. Gracias a su pasaporte de Canadá, que le permitió
ingresar sin restricciones, vio la oportunidad de conocer de cerca el
territorio en disputa y compartir su experiencia con el mundo. “Los vuelos
desde Argentina están prohibidos desde hace muchos años, pero yo tengo mi
pasaporte con la cara de la reina de Inglaterra estampada en él. Me voy de
incógnito para ver de qué se tratan las Malvinas y cuál es su real historia”,
detalló el youtuber.
Un viaje con preparación y tensión en la aduana
Antes de viajar, Juan investigó a fondo la historia del
conflicto. “Al principio conocía lo básico, pero semanas antes del viaje me
puse mucho en la tarea de investigar bien los datos para contar la historia sin
cometer errores”, explicó. Esta preparación le permitió narrar con precisión
los acontecimientos de la guerra y sus consecuencias en el presente.
Sin embargo, al llegar a Malvinas, atravesó un momento de
gran tensión en el control migratorio. “Tuve un poco de miedo, pero no al
salir, sino al aterrizar. Llevaba una camiseta de la selección argentina debajo
de una chaqueta y temía que me la hicieran quitar para pasar por los rayos X”.
Entre su equipaje, también llevaba un equipo de mate y, lo
más importante, la bandera argentina que hizo ondear días más tarde, objetos
que podrían haberle generado problemas en el ingreso. “Fue un golpe de suerte
que no me revisaran la maleta donde llevaba eso ni me hicieran quitar la
chaqueta”.
Cabe mencionar que, en octubre de 2020, el Consejo Ejecutivo
de las islas, formado por un grupo de consejeros legislativos, aprobó una
normativa para definir quiénes pueden ser consideradas “personas prohibidas”.
Entre los ejemplos de “conductas inaceptables”, el primero en mencionarse es el
hecho de que hacer ondear una bandera argentina, como así también enseñar otros
símbolos patrios.
Al llegar, a Juan le dieron un particular folleto que
advertía lo siguiente: “Ondear o exhibir públicamente banderas o estandartes
argentinos o llevar uniformes militares argentinos puede causar preocupación o
angustia pública y podría dar lugar a acciones judiciales. La exhibición de
mensajes políticos en banderas o pancartas o el canto de canciones políticas
también puede dar lugar a detención y procesamiento”.
Una isla atrapada en el tiempo
Lo que más impactó a Juan en Malvinas no fue el paisaje,
sino su historia. “La tierra en sí es desolada, fría y llena de viento. No me
llamó la atención como destino, pero su historia sí”, comentó. “Es un lugar
atrapado en el tiempo. No hay movimiento, hay un solo café, un restaurante y
una tienda con tecnología vieja. Conseguir algo nuevo es casi imposible, como
en Cuba”.
Durante su recorrido, se encontró con un auto Land Rover
argentino abandonado con el volante del lado izquierdo, un vestigio de la
guerra que aún permanecen en las islas. Para resguardarse de las condiciones
climáticas adversas, típicas del lugar, se sentó adentro de uno de él para
tomar un par de mates.
Además, visitó el cementerio argentino de Darwin y el
cementerio británico de San Carlos, donde yacen soldados de ambos bandos. “Fue
un recorrido histórico impactante”, aseguró.
Un homenaje simbólico a los caídos
El momento más emotivo del viaje fue cuando llegó al
cementerio de Darwin, donde descansan los soldados argentinos caídos en
combate. Juan llevó con él dos camisetas de la selección argentina del Mundial
de 1986, el torneo que marcó la revancha simbólica contra Inglaterra con los
goles de Maradona.
“Fui a mostrarles a los soldados caídos en Malvinas los
goles de un mundial donde Argentina levantaría la copa del mundo. Los goles que
no alcanzaron a ver en vida porque sus almas quedaron atrapadas en Malvinas
desde el 82. Fui a decirles que no todo fue en vano y que su país jamás los
olvidará”, indicó Juan.
“Puse las camisetas sobre las cruces de las lápidas y
también me tomé unos mates en un auto argentino destruido mientras sonaban canciones
de Fito Páez. Fue mi manera de rendir homenaje”.




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