El escándalo por la secta rusa que operaba en Bariloche sigue sumando capítulos. La justicia imputó a 21 personas por integrar una organización criminal transnacional vinculada a la trata de personas y otras actividades ilícitas. Sin embargo, el único que continuará detenido es el presunto líder del grupo, Konstantin Rudnev, quien permanecerá alojado en la Unidad 6 del Servicio Penitenciario Federal, en Rawson, Chubut.
La investigación comenzó tras el parto de una joven rusa de 22 años en el Hospital Zonal Ramón Carrillo de Bariloche. Según la fiscalía, la joven fue captada y trasladada desde Moscú por la organización con el objetivo de que su hijo fuese inscripto como hijo de Rudnev. De ese modo, el líder de la secta buscaba adquirir la nacionalidad argentina para evitar su extradición, ya que pesa sobre él un pedido de captura internacional de Montenegro.
El plan fue detectado cuando dos mujeres —también de nacionalidad rusa— acompañaron a la joven al hospital y pidieron que el bebé lleve el apellido de Rudnev. Los médicos, al notar señales de sometimiento y manipulación en la madre, rechazaron el pedido y denunciaron el caso ante las autoridades. Posteriormente, una de las imputadas intentó tachar el apellido materno en el acta para colocar el de Rudnev.
Durante los allanamientos realizados en propiedades alquiladas por la secta, la policía encontró documentación comprometedora, ropa erótica, pelucas, y hasta hongos que están siendo analizados por posible uso alucinógeno. Todas las viviendas presentaban un patrón común: ventanas tapadas y colchones en el suelo.
Además, se imputó a dos mujeres por el transporte de estupefacientes desde Bariloche a Buenos Aires. Fueron detenidas con frascos que contenían pastillas de cocaína en el aeropuerto.
Del total de 13 personas que estaban detenidas, 12 fueron liberadas tras la imputación. Ahora, 20 de los acusados —19 mujeres y un hombre— seguirán el proceso en libertad, pero con restricciones. Todos son de nacionalidad rusa, aunque algunos tenían también pasaportes de Brasil y México.
Durante la audiencia, el fiscal Fernando Arrigo explicó que Rudnev ya había sido condenado a 11 años de prisión por abuso sexual en Rusia, y que había huido de Montenegro, donde también es buscado por la justicia.
Según la investigación, la secta operaba bajo la fachada de un centro espiritual y de yoga, pero en realidad se trataba de una red de captación, explotación sexual y sometimiento. La fiscalía advirtió que el intento de inscribir al hijo de la joven como hijo de Rudnev tenía como fin aprovechar un artículo de la Ley 23.509 de ciudadanía, que permite a un extranjero obtener la nacionalidad si tiene un hijo argentino nativo.
Con esa maniobra, Rudnev planeaba obtener residencia permanente en Argentina y luego en Brasil, para continuar expandiendo su organización en la región.




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