El festival Lollapalooza Argentina quedó envuelto en una polémica luego de que, durante la presentación de la banda Dum Chica, se proyectaran imágenes del presidente Javier Milei con un aspecto demoníaco y la cara ensangrentada en las pantallas del escenario Samsung.
El material audiovisual, que mostraba al mandatario con
cuernos de cabra y un semblante aterrador, provocó reacciones encontradas en
redes sociales. Mientras algunos lo interpretaron como una expresión artística
y satírica, otros lo consideraron una falta de respeto a la investidura
presidencial, cuestionando el rol de la empresa tecnológica en la difusión del
video.
Los comentarios en plataformas como X (antes Twitter)
reflejaron el debate. “¿Se puede insultar así al presidente sin consecuencias?”,
escribió un usuario indignado. Otro se preguntó si la escena podría
considerarse “apología de la violencia”. En contraste, hubo quienes optaron por
el humor: “Si Samsung no dice nada, me paso a Motorola”, bromeó un internauta.
Dum Chica y una presentación que generó revuelo
Dum Chica, banda bonaerense que debutaba en el festival,
utilizó el show para lanzar un fuerte mensaje político. Además de la proyección
de imágenes de Milei con un tinte macabro, el escenario estaba cubierto de
bolsas de basura, en una evidente crítica a la gestión actual.
El video de poco más de un minuto, que se viralizó
rápidamente, culminó con la impactante escena de la cabeza del presidente
explotando. Esta puesta en escena fue grabada por asistentes del festival y
desató una ola de reacciones.
Ante el revuelo, la banda salió a aclarar que la decisión de
proyectar esas imágenes fue exclusivamente suya. “Nos hacemos responsables del
contenido expresado en nuestra presentación. Ni la productora, ni el festival,
ni los sponsors tenían conocimiento previo”, escribieron en su cuenta de
Instagram.
Formado en 2021, el trío conformado por Lucila Storino
(voz), Juana Gallardo (bajo) y Ramiro Pampin (batería) aprovechó su
participación en uno de los festivales más importantes del país para manifestar
su postura política. El uso de la imagen del presidente en este contexto
reabrió el debate sobre los límites entre el arte, la protesta y la
provocación.




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