Javier Cerfoglio (39) lleva nueve días detenido en una celda de la Unidad Penal 44 de Batán. Este viernes lo trasladarán a su ciudad, Necochea, para darle una mala noticia sobre su situación judicial. A los dos agravantes (violencia de género y femicidio) que ya sumaba por el homicidio calificado de su esposa, Magalí Vera (34), le sumarán otros dos: ensañamiento y alevosía.
El fiscal Marcos Bendersky, a cargo de la UFI N° 10, especializada en violencia de género, lo notificará y le dará la oportunidad de declarar. El imputado ya se negó en la primera oportunidad, horas después del hecho, cuando estuvo frente al fiscal Walter Pierrestegui y mostró una llamativa frialdad.
Cerfoglio está preso desde el domingo 1° de diciembre. Un incidente menor en una fiesta de casamiento, para el que ella había hecho la torta para los novios, provocó una pelea a los gritos en la pista de baile. La pareja se fue y siguió la discusión arriba del Honda Fit rojo de la víctima.
Una cámara de seguridad privada mostró la feroz golpiza a la que sometió el hombre a su esposa y madre de su hijo de 12 años. Ocurrió pasadas las 4.20 de la madrugada, en la esquina de 50 y 53. Fueron más de 30 golpes, entre piñas y patadas, que le causaron múltiples lesiones en la cabeza, el cuello y los brazos.
Un vecino advirtió esta situación y llamó al 911. Antes de que llegara la Policía, Cerfoglio cargó a la mujer en el auto y, en vez de dirigirse a su casa, ubicada a 30 cuadras, manejó hasta la zona de la terminal de ómnibus, adonde encaró para el Río Quequén y arrojó el Honda Fit, con ambos a bordo (creen que ella estaba inconsciente), al agua. Magalí murió ahogada.
El acusado estuvo un par de días en un calabozo de la comisaría 1ra. de Necochea. "Este es el que mató a Magalí", les advirtieron a sus compañeros de celda, que le brindaron una áspera recepción, con golpes incluidos y hasta saludos forzados por celular. Por eso decidieron trasladarlo el 4 de diciembre a Batán, en las afueras de Mar del Plata.
"El Javi", que había trabajado hasta tiempo antes en una empresa del puerto de Quequén, nunca había mostrado señales de violencia hacia su pareja, aunque según las amigas de "Magui" era posesivo y celoso.
Las fuentes consultadas confirmaron que unos seis meses antes del femicidio, estuvieron separados "15 o 20 días". La mujer, que era muy reservada, les confió a sus familiares: "El Javier que ustedes conocen no es el verdadero Javier". Sin embargo, nadie esperaba un desenlace así.
El fiscal Bendersky lo imputó por "homicidio cuádruplemente calificado por haber sido cometido por el cónyuge (vínculo), con ensañamiento, alevosía y por mediar violencia de género (femicidio)". La pena en expectativa para este delito es, inexorablemente, prisión perpetua.
El análisis del celular de la víctima no arrojó datos relevantes sobre algún episodio de violencia previo. Mientras esperan los resultados de los exámenes toxicológicos, ya que testigos refirieron que el imputado estaba borracho, las pericias accidentológicas confirmaron que el auto no sufrió ningún problema mecánico cuando se dirigió hacia el río.
El cuerpo de la víctima fue rescatado luego de que un testigo lo viera debajo de un muelle, en el club Necopesca. La corriente lo había llevado río arriba, a unos 30 o 40 metros de donde cayó el vehículo, cuando los buzos de Prefectura lo buscaban río abajo, hacia el mar.
La autopsia terminó de sellar la suerte del marido de la víctima. Allí encontraron que "Magui" presentaba en la cabeza, el cuello y las manos "lesiones compatibles con violencia de género ajenos al motivo del fallecimiento".
El iPhone 16 de la víctima fue recuperado dentro del Honda Fit. Es un modelo resistente al agua. Su última conexión al WhatsApp quedó registrada a las 4.30 del domingo.
El celular del acusado es un iPhone 13 Pro, pero no quiso aportar las claves para que investiguen su contenido.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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