Un cliente habitual de una hamburguesería local cayó en una estafa como la que jamás había imaginado. El sábado por la noche realizó un pedido en el lugar donde siempre lo hace e hizo el giro de $8.000 como pago anticipado.
A los poco minutos la supuesta vendedora de siempre comenzó
a chatear con él e inventó una excusa para pedirle un préstamo momentáneo a
través de cualquiera de las plataformas de pago con la promesa de enviar el
dinero girado en efectivo con la entrega de la comida.
El cliente giró a una cuenta indicada la suma de $37.700 y
empezó a esperar una comida que jamás llegó. Fue hasta el carro de ventas para
hacer el reclamo y se lo encontró cerrado, buscó la casa del vendedor y, al
atenderlo, le manifestó que desde hace una semana su servicio de mensajería
está hackeado.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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