Franco Roberto Quiroga, de 40 años de edad, fue hallado
culpable del delito de "Homicidio agravado criminis causa" (para
tapar otro delito) y condenado a prisión perpetua por el asesinato de la
empresaria Stella Maris Franquet, descubierto el 22 de enero de 202.
Todo ocurrió en un departamento en el que habitaba la mujer, quien era propietaria de un lujoso barrio privado denominado Portal Tomeg, destinado a turistas y ubicado en la esquina de Madre Teresa de Calcuta y Rawson, a una cuadra de la ruta provincial 11 y en jurisdicción de Ostende.
Durante el juicio el Tribunal en lo Criminal nº 2
Departamental falló por unanimidad al evaluar las pruebas recolectadas contra
Quiroga.
Los jueces dieron por probado que el condenado ingresó al
departamento de Franquet el 21 de enero y le propinó a la mujer, al menos, 12 golpes
con un objeto de madera en diversas partes del cuerpo, ocasionándole heridas y
fracturas que provocaron su deceso. Lo hizo para apoderarse de una suma de
dinero que nunca se pudo determinar y que estaba en poder de la empresaria en
plena temporada de verano.
Un día después el cuerpo de Franquet fue hallado por su
hija, Karen Denis Vilariña, de 31 años, quien llegó al lugar al no poder
comunicarse con su madre.
Los peritos encontraron fragmentos de madera en la cabeza de
la víctima y se enfocaron en Quiroga porque varios testigos y trabajadores del
complejo advertían que era una persona que sustraía cosas y era agresivo.
Además había sido visto en varias oportunidades entrando a
los departamentos alquilados para sustraer dinero y las quejas contra él se
habían acrecentado por lo que se sospechaba iba a ser echado del trabajo.
Pero la prueba más contundente surgió de la pericia genética
realizada a partir de las muestras obtenidas de las uñas de la víctima, y que
permitieron luego del cojeo determinar que se correspondían con las del
imputado Franco Quiroga.
La víctima en sus intentos defensivos, presentaba ADN de su
agresor bajo sus uñas, lo cual indicaba sin margen de error la resistencia ante
el ataque, precisando el juez, que el imputado por su parte presentaba lesiones
de ese carácter defensivo, las que no solo habían sido constatadas por el
médico sino por el funcionario policial presente en las primeras diligencias,
quien además había señalado que se lo notaba nervioso y evitaba ser
entrevistado.
Trascendió que el autor del homicidio fue capturado mientras
se hallaba en la vía pública, en cercanías del citado complejo en el que
residía, ocasión en la que los funcionarios incautaron en su poder 1.120 pesos,
201 dólares y un teléfono celular.
Posteriormente los policías llevaron a cabo una requisa en
la casa en la que habitaba el criminal, oportunidad en la que secuestraron
30.020 pesos y dos celulares.
Cinco días después, y luego de cuatro allanamientos, se
encontraron en el interior del inmueble en el que residía este sospechoso ropas
manchadas de sangre que, posteriormente, se comprobó que pertenecían a la
empresaria asesinada.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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