La ciudad vive una ola de inseguridad con robos y hurtos como nunca antes en la gestión del intendente Esteban Santoro. Eso lleva a que el Ejecutivo exija que se resuelva algún caso para poder mostrarlo a la sociedad como mensaje positivo. Pero la velocidad que se le imprime a una investigación puede causar daños y perjuicios impensados en un ciudadano que, muy probablemente, nada tenga que ver con el hecho que se investiga.
Hace casi 2 semanas, el martes 4 de abril, se llevaron una
caja con dinero de una casa de Calle 21 al 300. Al denunciante se le preguntó
si tenía diferencias con alguien, si poseía un sospechoso o si alguna persona
sabía de la existencia de ese dinero. En su denuncia dijo que sí y nombró a
Manuel Rivero la ex pareja de su hija y el padre de sus nietos.
Con ese dato empezaron a investigarlo y a cotejar cámaras de
video de la zona. Al encontrar alguien parecido de manera automática le
colocaron el nombre del sospechoso y se lo elevaron a los fiscales Juan Pablo Calderón (de turno el fin de semana último) y a Walter Mercuri.
No quedó otra que pedir un allanamiento en la casa del hombre.
El jueves último el municipio presentó al procedimiento como
exitoso. Escribieron la noticia bien temprano en esa mañana en donde resaltaban
la tarea de pesquisa, en las grabaciones, de la secretará de seguridad. Hablaban
de testimonios recolectados en la causa –cosa que no era cierto, sino que sólo
se trataba de la pregunta de rigor que se hace al cerrar una denuncia- y
sacaron dos versiones de la misma nota. La primera no tenía nombre del
sospechoso, duró unos 5 minutos publicada, y la segunda ya tenía el retoque
definitivo: llevaba la frase “se logró endilgar la autoría del hecho
investigado al sr. Cesar Manuel Rivero, ex yerno de la víctima y conocedor de
la vivienda y sus pertenencias”.
No hubo potencial ni probabilidad: hubo afirmación. A las
8:35 de esa mañana el municipio repartió el link en el grupo de prensa de los
periodistas de la ciudad y cerca del mediodía envió el texto y foto por mail a
unos 90 medios como destinatarios.
Ese mismo jueves el involucrado pudo demostrar que los
$50.000 que le encontraron en la billetera era parte de su salario. Lo había
cobrado el miércoles en la estación de servicio que trabaja. Para lograr
probarlo fue su jefa a declarar y reconoció que esa suma le había sido
entregada al empleado de 32 años que no posee antecedentes penales previos.
Además, la policía buscaba dólares y una suma superior a los
$300.000 pesos. También se hacía mención a una caja de chapa y a un tipo de
billetera específico. Cuando acabaron con el procedimiento en la casa de Rivero
se llevaron una billetera del tipo taxista que son las alargadas que se usan
para tener los billetes abiertos en las estaciones de servicio como las que
trabaja el hombre mencionado. No se percataron de que la billetera no era la que
se había denunciado, pero igual la colocaron en la bolsa de elemento “positivo”.
Luego de ser desvinculado Rivero fue a una radio en donde
hizo todo el relato de lo que le tocó vivir. Fue entrevistado por Guillermo
Pereyra quién le terminó reconociendo que “los muchachos están nerviosos y
buscan resultados sin medir el daño”, en una clara referencia al papel que
juega por estos días la comisaría y el poder político que busca, al menos,
resolver un hecho delictivo para mostrarlo en sociedad.
Hoy el hombre apuntado analiza iniciar una demanda por
calumnias e injurias ya que siente que su honor fue difamado.
NdR: Tómese como nota aclaratoria a lo publicado el día jueves 13 de abril en base a lo distribuido por la Municipalidad de General Madariaga, aunque la publicación de CNM no posee nombre alguno de la persona involucrada.

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