Con la resolución de la Suprema Corte de Justicia bonaerense
a favor del municipio y una vez terminada la batalla judicial impulsada por los
concesionarios, que llevó más de una década, avanza la demolición de uno de los
dos balnearios que sobrevivían de la tradicional infraestructura de hormigón
que dominó estas playas durante casi medio siglo.
Las máquinas completan por estas horas la reducción a
escombros de lo que fue el parador Pinamar Golf, acción que a la brevedad
continuará con el cercano Cabo Blanco, también en el extremo norte de este
corredor costero.
El máximo tribunal provincial hizo lugar a los argumentos
presentados por la comuna y le devolvió posesión de esas unidades, que las
concesionarias buscaron retener a fuerza de medidas cautelares. Con este
proceso lograron demorar la resolución, aun cuando no estaban disponibles para
brindar servicios a clientes.
“Para nosotros esto es un antes y después porque en un
momento fue decirle a la gente que Pinamar se había quedado en el tiempo, que
necesitaba un cambio y pocos creían que este proceso superaría la demolición de
cuatro o cinco balnearios”, dijo a LA NACION el intendente Martín Yeza (JxC)
sobre este paso final del Plan de Reconversión del Frente Marítimo.
La iniciativa comenzó hace casi siete años e implicó la
demolición hasta la fecha de 44 balnearios, unidades fiscales que con los
mismos u otros permisionarios, se reconvirtieron con diseños y materiales más
amigables con el entorno y el medio ambiente. Pinamar Golf es el número 45 que
se tacha en la lista de un total de 46.
“Hemos recuperado una superficie de 110.000 metros cuadrados
y 1100 metros lineales de playa pública para que los disfruten pinamarenses y
turistas”, destacó Yeza, apenas las excavadoras abrieron paso a las piquetas
que comenzaron a derrumbar la construcción de Pinamar Golf.
El jefe comunal resaltó que el plan emprendido “permitió
recuperar la esencia de lo que representaba Pinamar, naturaleza con buena
arquitectura y estructura de servicios que estuviera en equilibrio con el
entorno natural”.
La nota distintiva de este caso es que allí no se proyecta
levantar una nueva unidad de servicios de playa, sino que, previa remediación,
se apunta a dar forma a un médano que contribuya a proteger ese sector de
frente costero.
“Será un escudo para que el agua de mar no salinice el
acuífero dulce”, destacó Yeza en una publicación en redes sociales, en la que
deja en claro una problemática común en varias de las localidades de la costa
bonaerense que lidian con el avance del océano: “Los vecinos se cepillan los
dientes con agua salada”, preciso sobre la dificultad de acceder a napas libres
de sal.
El último
El paso final será con el parador Cabo Blanco, que también
tiene unos 2000 metros cuadrados construidos y, al igual que todos los
anteriores, será sometido por la piqueta para dejar ese frente de playa
totalmente despejado. Es imponente su estructura, con más de 600 metros
cuadrados subterráneos.
En este caso, a diferencia de Pinamar Golf, Cabo Blanco
tenía previsto una renovación por lo que tras su demolición se podrá levantar
una nueva unidad de servicios que tendrá no más de un octavo del tamaño que
tiene en la actualidad. Esa continuidad todavía espera debate y definición en
el Concejo Deliberante.
El programa de renovación del frente marítimo se definió en
2009, pero recién se puso en marcha hace poco más de cinco años, con la actual
gestión de gobierno. Reduce la superficie que pueden ocupar las unidades
fiscales que funcionan como paradores con servicios de playa a no más de 350
metros cuadrados, apenas el 10% del área que abarcaban las estructuras
eliminadas.
Entre las unidades reconvertidas se encuentran algunos que
fueron clásicos, en particular de la década del 90, como CR o Cocodrilo, muy
frecuentados por personajes de la farándula y buena cantidad de figuras de la
política nacional.
Fuente: La Nacion
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
Redes