"Nos vamos al Chaco a chinitear un rato".
"Son ellas las que los buscan a los hombres". "En la cultura de
ellas, las que proponen son las mujeres". Esas y tantas otras expresiones
descalificantes hacia las niñas originarias han sido por años motivo de chanzas
entre pobladores que residen en localidades del Chaco salteño.
Esas expresiones no eran solo chistes de pésimo gusto; peor
aún, eran una realidad porque muchos de los hombres que los fines de semana se
juntaban en grupos con la excusa de salir de pesca al río Bermejo o al
Pilcomayo, o criollos que viven en la misma zona, lo que en realidad hacían era
ir de cacería, pero de los seres humanos más vulnerables: nenas originarias de
12 o 13 años de edad a las que violaban con total impunidad y a sabiendas de
que nadie les reclamaría por el delito que estaban cometiendo.
De regreso a sus pueblos de orígenes quienes perpetraban
estos hechos seguían siendo vecinos comunes; comerciantes, esposos y padres
cuya única diversión -según sus familias- era salir con amigos al campo muy de
vez en cuando. De hecho que los que cometían estas atrocidades eran los menos,
pero los más -los que conocían de estos hechos- lo tenían naturalizado de tal
manera que a nadie se le ocurría ni siquiera cuestionarlos; por el contrario,
eran motivo de chistes y de expresiones como las que inician esta crónica.
Pero felizmente pareciera ser que esa horrenda práctica, tan
incorporada en la costumbre popular que tenía como víctima a las nenas
originarias, no solo que quedará de lado sino que a los protagonistas se les
dará la calificación que siempre debieron tener. Los hombres que abusaron de
esas niñas pasarán a ser violadores y "las chinas", como
despectivamente se las identificaba a las nenas y adolescentes originarias,
inocentes víctimas de violación. Pero aún más: los niños nacidos de esos abusos
sexuales podrán reclamar su derecho de filiación porque sus mamás saben quienes
abusaron de ellas, ya que como actuaban con tanta impunidad ni siquiera se
cuidaban de que sus víctimas no los reconocieran.
Los testimonios de las mujeres que se animaron en esta
ocasión fueron contundentes y hablan de qué manera fueron sometidas por quienes
se creían impunes. Muchas contaron que cuando les proponían las relaciones,
ellas se resistían. "No hablan de violación tal cual nosotros la
entendemos, pero el relato de los hechos no deja lugar a dudas: fueron
violadas, quedaron embarazadas siendo niñas y nadie se hizo cargo de
ellas", expresó la profesional.
Vélez, por su parte, explicó que lo que siga en materia
penal lo tramitará la fiscal Lorena Martínez, "pero creo que estamos dando
un gran paso por los derechos de las mujeres originarias y de los niños que
nacieron a partir de estos hechos" dijo en dialogo con diario El Tribuno.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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