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Se enteró de que su novia iba a dejarlo en San Valentín y la estranguló: “Me volví loco”

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La tragedia atravesó a la familia de Melina Briz en las primeras horas del 14 de febrero de 2012. Esa mañana, después de cuatro días de búsqueda, la policía les informó que había encontrado el cuerpo de la adolescente, que entonces tenía 18 años, tapado con cal en un camino de Mechongué, cerca de donde ellos vivían en la ciudad de Balcarce.

“Justo el Día de los Enamorados, es un día maldito”.

Manifestó hace una década la mamá de Melina ante los medios. Es que el asesino, que en ningún momento negó la autoría del crimen, era un pintor de 40 años que mantenía en secreto una relación con ella desde que la víctima tenía 14 y, según él mismo explicó durante el juicio que lo condenó, “se volvió loco” cuando la joven le dijo que iba a dejarlo.

Ariel Troncoso fue encontrado culpable por el el Tribunal Oral N° 4 del Departamento Judicial de Mar del Plata y condenado a 18 años de prisión en abril de 2015. 

“En el juicio nos pidió perdón, pero jamás podría perdonarlo”.

Dijo con voz tranquila pero segura Silvana Briz, hermana de la víctima. Y explicó: 

“Le arrebató la vida a mi hermana y nos arruinó la vida a nosotros”.

La desaparición y el crimen de Melina Briz

“El lunes 6 de febrero fue la última vez que vi a mi hermana viva”.

Recordó Silvana, que en ese momento tenía 31 años y había dado a luz a su primera hija hacía solamente siete meses. A pesar de la diferencia de edad, las dos eran muy unidas y pasaban mucho tiempo juntas. 

“Éramos carne y uña, ella fue la primera en llegar cuando tuve familia”.

Añadió.

Ese día Melina se fue tarde de su casa. Habían pasado la tarde juntas entre mates y anécdotas de un campamento con sus amigas del cual la adolescente acababa de regresar. 

“La última imagen que tengo de ella fue verla irse con su bicicleta, su pelo largo y su musculosa verde”.

Evocó su hermana en diálogo con este medio. Antes de que se fuera habían pactado volver a verse otro día de esa semana sin siquiera imaginar que ese encuentro nunca fuera a concretarse.

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El jueves 10 los padres de Melina se levantaron por la mañana y advirtieron que la joven no había dormido en su casa. Después de varias horas de llamar a todos sus conocidos para saber en dónde estaba, llegó la tarde y con la caída del sol la desesperación. 

“Mi papá me pidió ayuda porque no podían encontrarla y salimos juntos a buscarla”.

Señaló Silvana.

Tras radicar la denuncia por la desaparición, pasaron noventa y seis horas hasta que apareció el cuerpo de Melina y ya nunca nada volvió a ser igual para esa familia. Ariel Troncoso la había estrangulado, tiró su cuerpo a un costado de la ruta y después lo cubrió con cal.

La confesión del asesino

La noticia cayó como un balde de agua helada sobre los Briz, que no estaban al tanto del vínculo entre Melina y su asesino. No obstante, Troncoso no era un desconocido para ellos. 

“Cuando Mely tenía 14 años circuló un rumor de que estaban juntos”.

Contó Silvana. Su padre, Horacio, no dudó en encarar la situación pero Troncoso desmintió el noviazgo.

“Imagínese, Melina es menor...yo podría ir preso”.

Fue la respuesta del ahora condenado, tras lo cual remarcó que solo los unía una amistad y que ella solía buscarlo cuando necesitaba un consejo. La familia le creyó, por eso la consternación fue todavía mayor cuando se enteraron que ese hombre era el que la había matado.

Melina y el pintor, que además era su vecino, se habían seguido viendo durante los cuatro años que pasaron después de aquella conversación. Sin embargo, a través del relato de algunas amigas de la víctima, en el último tiempo ella se había dado cuenta que la relación no tenía futuro y quería dejarlo. 

“Era la última vez que se iban a ver pero evidentemente él tenía otros planes”.

Afirmó su hermana con impotencia.

Troncoso admitió su responsabilidad primero ante los policías que lo detuvieron y lo hizo otra vez ante los jueces que lo juzgaron casi tres años más tarde. En su declaración durante el juicio, dijo que la noche del hecho Melina le había mencionado a otro hombre y se enfureció: 

“En ese momento me volví loco y la ahorqué hasta darle muerte. Luego la arrastré hasta una zanja y de ahí no recuerdo más”.

IKQLDAZXCZE6-PGJDZXMMKE4-PM4 Dieciocho años de prisión para el asesino y perpetua para la familia de la víctima

La Justicia declaró culpable a Troncoso y lo condenó a 18 años de prisión. Con la llegada de la pandemia de coronavirus en 2020, solicitó a través de su defensa que se le concediera el arresto domiciliario por considerarse un paciente de riesgo pero el pedido fue rechazado y actualmente permanece alojado en la Unidad Penal 44 de Batán. Su pena se agotaría recién en 2033.

“No me interesa saber nada de él”.

Expresó tajante Silvana. Tras remarcar lo escasa que le pareció la condena recibida por el asesino de su hermana, la joven agregó: 

“Lo único que espero es que al menos cumpla con la totalidad de la pena”. 

Todavía no existía la figura legal del femicidio cuando Troncoso enfrentó a los jueces desde el banquillo de los acusados, razón por la cual evitó la prisión perpetua que le correspondería hoy y, en cambio, se lo juzgó por homicidio simple.

El caso se cerró pero tuvo que pasar mucho más tiempo para que la familia Briz lograra asimilar que, efectivamente, Melina no estaba más. 

“La peor pesadilla para mi es en el día”.

Supo describir años atrás su mamá, Silvia. Y explicó: 

“Porque de noche tengo que dormir, sino no vivo, pero de día es estar en la casa y chocarse con sus cosas todo el tiempo. Es Horrible”.

Pese a todo, la ausencia de Melina es una presencia permanente y su hermana lamenta que solo haya podido conocer a su primera sobrina, porque le encantaban los chicos. 

“Era una persona maravillosa, llena de luz y alegría”.

Describió sin poder contener ya el temblor de su voz. El final de su historia fue cruel y llegó demasiado rápido. 

“Paradójicamente, ella tenía muchas ganas de vivir”.

Concluyó.



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