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El drama de una mujer que duerme en el auto con su pequeño hijo

Los tiempos son difíciles para muchas familias que atraviesan situaciones de pobreza extrema, sin lograr satisfacer las necesidades mínimas. En Bahía Blanca, una pareja y su pequeño hijo de tres años apelan a la solidaridad de quienes puedan tender una mano para terminar de levantar la precaria vivienda que están edificando en un lote cedido en el barrio 9 de Noviembre.

Verónica conversó con LA BRÚJULA 24 y expuso su realidad, desde la precariedad de su improvisado domicilio, en Rosales al 2600: 

“Mi ex suegra (mamá de quien fue su anterior pareja hace siete años) me pidió la casa en la que estábamos en Grünbein y solo permitió que se queden unos días más mis hijos de 13 y 20 años. Somos cartoneros y estamos viviendo acá en un rancho de chapa, con piso de tierra y una sola cama”.

Tras aclarar que tiene parte de la documentación del lugar donde están edificando, descartando cualquier tipo de usurpación, añadió: 

“Recibimos mucha ayuda, pero necesitamos materiales. Tengo la construcción hasta el encadenado. No tengo cocina y calentamos la leche de mi bebé en el fuego. Estamos a la deriva, a la buena de Dios”.


“Tengo las piernas arruinadas por dormir en el auto, que es muy chiquito. Hace tres días que vengo con dolor de muela por el estrés. Me acuesto a las 21, duermo a las 4 de la mañana y a las 7 me despierto. Pasamos frío, solo tengo agua de una manguera y no tengo ni un baño ni para asear a mi bebé. Solo quiero poder terminar la pieza para traer a mis hijos y salir a cartonear”.

Resaltó, implorando colaboración, a sabiendas de que todo sirve.

Consultada respecto a si es la primera vez que le toca atravesar este contratiempo, la mujer reveló que “es nuevo para mi pedir, no tengo intención de lucrar, no aceptamos plata en efectivo y prefiero que si quieren ayudarme, me traigan los pañales directamente. Vivo en el rancho, duermo en el auto con mi bebé y solo queremos terminar la construcción para volver a salir a cartonear, porque tenemos los materiales acá y nos quedamos a cuidarlos”.


“Hace siete años que estoy separada. Mi actual pareja con la que estoy hace cuatro años se hace cargo de mi hija y hasta el domingo tengo plazo para traer tanto a ella como a su hermano antes de que ambos también queden en la calle”.

Lamentó, al tiempo que reiteró: 

“No tengo puertas ni ventanas, no me interesa que no tengan vidrio, chapas, cemento, arena, cal, todo sirve”.

Por último, Verónica aseveró: 

“Con mi actual pareja ambos somos cartoneros, trabajamos tiempo atrás en el relleno sanitario, ahora juntamos chatarra, cartón y lo vendemos. Mi marido duerme en un colchón debajo de seis chapas, una suerte de habitación sumamente precaria. No tengo ni siquiera una taza, por eso cualquier cosa que nos quieran donar será bienvenida. Tengo 43 años y quiero salir adelante, más allá de la ayuda que me pueda dar mi mamá o mis hermanos, quienes nos acompañan”.

Quienes tengan intenciones de tender una mano pueden acercarse a Rosales casi esquina Lucas Abad, o bien comunicarse al teléfono de Camila –una de las que colabora desinteresadamente con ellos–: 291-4620851.



 


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