Fue un 20 de mayo de 2017 cuando el intendente Esteban
Santoro brindó una nota en donde aseguraba que en 60 días las calles estarían
mejor y con menos cantidad de perros. No se habían sacado bien las cuentas pero
avanzado en el tiempo, ese número –el 60-, coincidía con el día del perro que
se festeja en julio. Llegó ese día y todo seguí igual, pasaron los años y todo
siguió igual hasta que anoche una camioneta de Bromatología salió a levantar
canes de la zona centro y los usuarios de redes estallaron contra la medida.
Un tema muy sensible con personas a favor y en contra de
cada una de las acciones que se deban tomar. De hecho, no existen soluciones
rápidas ni castigos extremos que lleven al aprendizaje porque conseguir un
perro, ante todo los de razas muy comunes, es muy fácil. La ecuación es simple:
vos me sacás el perro, yo me enojo con vos y tengo dos opciones. O voy y pago
la multa, en donde voy a seguir enojado con vos, o me consigo otro perro,
extraño al que me sacaste y sigo enojado con vos. Se ve que el Ejecutivo no
midió las consecuencias de su primer día de accionar.
Además, el canil una y otra vez ha sido ampliado. Hoy contiene
a unos 115 perros y son escasas las campañas para promover la adopción de
manera seria. ¿Hasta dónde puede soportar el Estado en erogaciones para
mantener mínimamente la salubridad de los perros? Es la pregunta.
De continuar, lo hecho anoche llevar a una población superior
a 200 perros en los caniles estatales y a que la ciudadanía busque una nueva
mascota trasladando el problema nuevamente a las calles y sin pagar ningún tipo
de multa.




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