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Uso correcto del barbijo: Cada cuánto cambiarlo, cómo lavarlo y otras recomendaciones

El rol del tapabocas como herramienta de barrera para evitar el contagio del COVID-19, se volvió fundamental desde hace ya más de 1 año y medio. Sin embargo, hay muchas personas que no utilizan correctamente esta barrera de protección.

A medida que el SARS-CoV-2 continúa su propagación global con cepas más transmisibles y las vacunas no dan abasto para frenar el impacto de nuevas oleadas de la pandemia, es posible que el uso correcto del tapabocas sea -junto con el distanciamiento social y el correcto lavado de manos- una de las medidas más efectivas para evitar nuevos contagios.

Una investigación publicada en The New England Journal of Medicine dejó ver que estudios epidemiológicos realizados en todo el mundo, especialmente en los países asiáticos que se acostumbraron al uso de máscara de toda la población durante la pandemia de SARS de 2003, sugirieron que existe una fuerte relación entre el enmascaramiento público y el control de la pandemia.

En este contexto, más allá del personal de salud que ya acostumbraba a usar este elemento de protección personal en sus trabajos, al igual que aquellos que se desempeñan en el ámbito de la industria y requieren evitar el filtrado de productos químicos en sus vías respiratorias, la pandemia por COVID-19 universalizó el uso de este producto a todas las profesiones y ocupaciones.

Pero, ¿hay un barbijo mejor que otro para usar durante largas jornadas? ¿Conviene renovarlo a lo largo del día? ¿Cada cuánto tiempo? El licenciado en Enfermería Jerónimo Wigger (MN 68001) respondió estas preguntas y despejó algunas otras dudas para usarlo de manera correcta y evitar contagios.

Para comenzar, aclaró que “al hablar de barbijo se hace referencia a los que son de uso técnico, que en general son descartables y están confeccionados de textiles particulares”. 

“Dentro del ámbito sanitario, hay algunos más técnicos que otros”.

Explicó el jefe del Departamento de Enfermería del Centro Médico Fitz Roy, y detalló: 

“El quirúrgico, que puede ser de dos o tres capas, es de un solo uso y debe descartarse luego de cuatro o cinco horas o bien cuando se humedece; el N95, que filtra el 95% de las partículas del aire, puede usarse 15 días (o 60 horas) y no requiere lavado; y uno de calidad intermedia denominado KN, que puede usarse 10 días pero no tiene tanta capacidad de filtrado como el N95”.

Un punto clave que aclaró Wigger, quien además es integrante del Comité de Control de Infecciones del mismo centro de salud, es que la humedad es el factor que determina que el barbijo debe ser descartado. 

“En esa instancia pierde su capacidad de filtrado, por eso tampoco es recomendable rociarlo con alcohol al sacarlo y lo ideal es guardarlo en una bolsa de papel para que absorba la humedad cuando se lo va a reutilizar”.

Aconsejó.

Por otro lado -continuó explicando el especialista- están los tapabocas de tipo caseros, que son los que usan la gran mayoría de las personas. 

“Lo más adecuado es que sean de algodón u otra tela lo menos sintética posible, que tengan un espesor suficientemente capaz de frenar las pequeñas secreciones que se expulsan por la boca y la nariz al hablar, estornudar o toser, pero que permitan que se pueda respirar normalmente y que su tamaño tape boca y nariz”.

Escribió Wigger.

Y tras agregar que los de tela tipo neoprene o similar no son recomendables porque “atrapan la humedad en la cara y no permiten entrar el aire”, sostuvo que “no es necesario el papel a modo de filtro entre las capas de tela”.

El concepto a tener en cuenta es el de una barrera que frena lo que se expele al hablar, y en ese sentido el especialista hizo hincapié en que “los que tienen válvula facilitan la respiración pero esto no hace del producto algo mejor”.

Acerca de si hay algún tapabocas que sea mejor que otro para proteger de las nuevas variantes del SARS-CoV-2 aparentemente más contagiosas, consideró: 

“De las nuevas mutaciones se sabe que son más infectantes, pero no hay un barbijo mejor que otro, lo que funciona es mantener las medidas de seguridad ya conocidas”.

En ese sentido, apuntó que “es innecesario usar doble barbijo”, ya que -para él- el hecho aporta una falsa sensación de seguridad y, además, “a la persona le va a costar más respirar, se lo va a bajar, se va a tocar más la boca y nariz con las mano contaminadas, lo cual aumenta el riesgo de infección”. 

“Que se use doble no implica más protección”, enfatizó en línea con una reciente investigación publicada en la revista JAMA Internal Medicine, según la que “la razón de una mayor protección no es tanto la adición de capas de tela, sino la eliminación de cualquier espacio o áreas de ajuste inadecuado”.

Según los investigadores, la eficiencia de filtración ajustada de referencia de una máscara difiere de persona a persona, debido al ajuste único de la cara y la máscara de cada persona.

Sobre cuál es la mejor manera de higienizar los tapabocas de tela, Wigger recomendó “lavarlos todos los días, a mano o en el lavarropas y secarlos al sol o al aire”. 

“Si una vez seco se plancha, se eliminará algún microorganismo que pudiera haber quedado”.

Agregó al asegurar que “la diferencia entre limpio y estéril tiene que ver con la muerte total de los gérmenes o no”.

Para finalizar, dio tres consejos prácticos para quienes pasan muchas horas fuera de casa con el tapabocas:

  1. - Si se lleva uno de repuesto, guardarlo dentro de una bolsa de papel, o las tipo reutilizables.
  2. - Al momento de comer o tomar alguna infusión en el trabajo, sacarse el tapabocas, mantenerse siempre en un ambiente ventilado, evitar tener gente cerca y lavarse las manos antes de volver a ponerlo.
  3. - Al momento de utilizar el transporte público tenerlo permanentemente puesto y evitar tocarse la cara.




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