El difícil momento que atraviesan los padres del joven
asesinado por un grupo de rugbiers en Villa Gesell.
A días de que se cumpla el primer aniversario del brutal
crimen de Fernando Báez Sosa en plena temporada de verano en Villa Gesell, su
mamá habló sobre cómo pasaron las primeras fiestas de fin de año sin su hijo y
de cómo intenta rearmarse día a día para poder seguir adelante y buscar
justicia.
En una entrevista con el programa Nosotros a la Mañana por
eltrece, Graciela Sosa señaló conmovida que la ausencia de Fernando fue la
presencia más fuerte de este 31 de diciembre, que pasaron solos junto con su
esposo en la mesa familiar. “No teníamos palabras, no nos hablamos con
Silvino”, reconoció.
“A las 23.55 nos agarramos las manos fuertemente”, agregó la
mujer con tanto dolor en la mirada y en su voz, pero tampoco hablaron en ese
momento. “Solo rezamos, le pedimos a Dios que nos de fortaleza para seguir”.
Mientras sigue esperando “una justicia ejemplar” por lo que
le ocurrió a su hijo, al igual que desde el primer día, los sentimientos se
mezclan con la bronca, la impotencia y hasta con la culpa. “Nadie se merece lo
que le hicieron a Fernando, lo mataron para divertirse”, sostuvo la madre, tras
lo cual puso en palabras el fantasma contra el que pelea todos los días desde
aquel 18 de enero: “A veces me quiero culpar por haberle dado permiso, por
haberle dado esa oportunidad de ir”.
El crimen que sacudió
al país
“No se cuenta nada de esto a nadie”, “lo recagamos a palos
mal”, “ganamos igual” y “caducó” son algunas de las frases que representan la
violencia de un crimen que conmocionó a la sociedad en plena temporada de
verano en Villa Gesell, cuando Fernando Báez Sosa, un estudiante de abogacía de
18 años, fue atacado a golpes de puño y patadas en la puerta de un boliche por
cerca de una decena de rugbiers que permanecen detenidos a la espera de un
juicio oral.
El ataque se produjo minutos después de que la víctima y los
acusados fueran echados de un boliche ubicado sobre la Avenida 3, donde ambos
grupos habían tenido un encontronazo, en el que Fernando intervino para
separar. El crimen, brutal, volvió a poner el foco en la participación de
jóvenes vinculados al rugby en hechos de violencia.
Según registraron cámaras de seguridad privadas y públicas
cercanas al lugar del ataque, así como imágenes tomadas por testigos de la
agresión, el chico fue golpeado entre las 4.41 y las 5 mientras conversaba con
sus amigos en la vereda frente al local bailable Le Brique y, tras caer al
piso, recibió trompadas y patadas en el cuerpo y en la cabeza.
El joven quedó inconsciente y fue asistido en el lugar por
personal policial y por una turista que le realizó maniobras de reanimación cardiopulmar,
tras lo cual fue trasladado en ambulancia al Hospital Arturo Illia, donde
finalmente murió. La autopsia determinó que la causa fue “un paro cardíaco
producido por shock neurogénico debido a traumatismo de cráneo”.
En base a información aportada por testigos, efectivos de
las Jefaturas Departamentales de Villa Gesell y Pinamar encabezaron horas más
tarde un procedimiento en una vivienda ubicada en la Alameda 202, a dos cuadras
del boliche. Allí se hospedaban diez rugbiers de la localidad bonaerense de
Zárate, quienes fueron aprehendidos en el marco de una causa iniciada en la
Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6, a cargo de la fiscal Verónica Zamboni.
Los jóvenes, imputados luego por el delito de “homicidio
agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas”,
fueron identificados como Máximo Thomsen (20), Ciro Pertossi (20), Luciano
Pertossi (19), Lucas Pertossi (21), Enzo Comelli (20), Matías Benicelli (21),
Blas Cinalli (19), Ayrton Viollaz (21), Juan Pedro Guarino (19) y Alejo
Milanesi (19).
La vivienda fue allanada y se secuestraron teléfonos
celulares, que en peritajes posteriores realizados por la Policía Federal
aportarían chats e imágenes que permitieron a la fiscal establecer que “la
totalidad de los imputados” tenía “plena conciencia” de habían matado a Fernando,
“pese a lo cual, todos ellos huyeron del lugar, y se escondieron”.
Los rugbiers fueron sometidos a ruedas de reconocimiento, y
ocho de ellos fueron identificados entre los agresores por parte de los amigos
de la víctima. El 29 de enero, los diez fueron trasladados a la Penitenciaria 6
de Dolores, y el 10 de febrero recuperaron la libertad Guarino y Milanesi -los
únicos no reconocidos-, aunque continúan imputados como partícipes necesarios.
Los ocho restantes permanecieron con prisión preventiva en esa unidad hasta que fueron derivados a la Alcaidía 3 del penal de Melchor Romero, en La Plata, el 13 de marzo, seis días antes de que se declarara la cuarentena a nivel nacional por la pandemia del coronavirus.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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