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Su jefe confesó que discutieron por el sueldo, lo mató con un fierro y tapó el cadáver con cemento


El miércoles pasado, cerca de las cinco de la tarde, Jorge Daniel Zagari subió a su auto, dijo a su familia que tenía que ir a cobrar su sueldo a la pizzería de la localidad de Ituzaingó donde trabajaba desde hace una década y se fue. A las 17:30 su teléfono se conectó por última vez y, desde ese momento, ni su hermano, ni su sobrina, ni sus padres supieron más de él. Lo buscaron durante días con desesperación.

Finalmente, el cuerpo de Jorge, que había sido asesinado, fue encontrado este lunes dentro de un pozo, tapado con cemento, en el terreno donde funcionaba el local.

Junto al portón negro de la pizzería y rotisería de la calle Pérez Quintana al 3700 vivía también su jefe, Luis Mieres, de 69 años, que fue aprehendido y acusado por el crimen.

Jorge, 53 años, pizzero de profesión, no era un trabajador circunstancial del comercio: según sus registros previsionales, Jorge era empleado de Mieres por lo menos desde el año 2007. Se conocían desde hacía mucho y, de acuerdo al relato de amigos y familiares de la víctima, en el último tiempo la relación personal y laboral se había tensado.

Si bien en un primer momento se desligó de la desaparición de Jorge, luego de ser aprehendido, Mieres declaró ante la fiscal María Laura Cristini de la UFI N° 2 de Ituzaingó, que encabeza la investigación. Allí, el dueño de la pizzería confesó el asesinato.

En su declaración como imputado ante la fiscal, Mieres dijo que el asesinato se dio en el marco de una discusión muy fuerte, cuando su empleado llegó a su casa y le reclamó 30 mil pesos de sueldos adeudados, más el sueldo de este mes, que era de 56 mil pesos y el aguinaldo. 

Mieres, de acuerdo a su relato, le respondió que no tenía la plata para pagarle, la conversación se tornó cada vez más agresiva y, según su propio relato, él reaccionó golpeándolo en la cabeza con un fierro hasta que murió.

En principio y a grandes rasgos, Mieres no mintió: de acuerdo al resultado preliminar de la autopsia sobre el cuerpo de Zargari, el empleado habría muerto a raíz de fracturas en el cráneo, tras ser atacado a golpes con una barreta.

“Nosotros lo empezamos a buscar el jueves porque pensamos que quizás había salido con alguien o se había quedado sin batería, pero de todas formas él no hacía esto porque tiene a sus padres grandes, mis abuelos, y siempre avisaba para que ellos no se preocuparan”.

Contó esta mañana Florencia, su sobrina, en diálogo con la prensa. 

“El jueves lo llamamos al jefe. Habló por la mañana con mi mamá, al mediodía con mi papá y por la noche lo llamaron desde la comisaría. Siempre dijo que había llegado acá, que él le había pagado 25 mil pesos y que mi tío le dijo que se tenía que ir a pagar deudas. Eso fue lo único que declaró”.

Ese mismo jueves, la familia de Jorge denunció su desaparición y la de su Peugeot 405 en la Comisaría 2da de Ituzaingó. El domingo, Florencia recibió en su celular la información sobre una posible ubicación del vehículo de su tío y fue hasta el lugar con su papá. Efectivamente, los restos del auto de Jorge estaban abandonados en el cruce de las calles Álvarez Thomas y Piedra Buena, en Merlo, donde había sido incendiado.

“Un vecino nos dio acceso a sus cámaras y vimos cómo entraba el auto de mi tío, que ya no era manejado por él, y atrás la EcoSport negra de Luis”.

Explicó hoy su sobrina, que también mencionó sus sospechas en torno al presunto paso de un móvil policial detrás de la camioneta. 

“Por esta cámara nos enteramos que el jueves a las 5:30 de la mañana quemaron el auto. Los vecinos llamaron a la policía y a los bomberos. Yo hice la denuncia el jueves a las seis de la tarde y no estaba registrado nada de esto, nadie nos avisó”. 

Una fuente judicial cercana al expediente confirmó que esas imágenes ya fueron incorporadas a la causa.

Tras el hallazgo del auto, los investigadores entrevistaron a Mieres, que respondió con evasivas hasta que finalmente reconoció que había participado del descarte del auto junto a otra persona, pero que él no sabía dónde estaba Zagari.

La fiscal Cristini ordenó entonces su aprehensión y el allanamiento en el domicilio, donde este lunes los efectivos de la Policía Bonaerense encontraron el cadáver del pizzero dentro de un pozo tapado con cemento junto a una parrilla y un depósito.

La mujer de Mieres, y su hijastro, que se encontraban en la casa en el momento que se descubrió el cadáver, fueron aprehendidos por orden de la fiscal y, según confirmaron fuentes judiciales a este medio, se investiga si tuvieron alguna participación en el crimen. El hijastro, que registra antecedentes penales por robo, será indagado por encubrimiento y la fiscalía pedirá su detención.

En su declaración autoincriminatoria ante la fiscal Cristini, Mieres remarcó su responsabilidad en el hecho e hizo especial hincapié en que él fue quien lo mató, lo escondió e intentó deshacerse del cuerpo y las pruebas. Sin embargo, el hombre sí involucró a su hijastro en la maniobra de descarte del auto en Merlo. También dijo que lo ayudó a limpiar la sangre después del ataque. 

En cuanto a su pareja, Mieres insistió en que había ido al dentista y no estaba en la casa al momento del asesinato. Por ahora, sin embargo, la mujer continúa aprehendida.

Esta mañana, en diálogo con la prensa, la sobrina de Jorge introdujo una nueva teoría sobre la pelea con Mieres por fuera de un mero tema económico. 

“Mi tío a mí no me contaba cosas porque obviamente yo soy la sobrina, pero a mi papá y a su papá él les contaba todo. Ahora me entero que aparentemente la mujer de Luis andaba con otras personas y mi tío la había visto un montón de veces. Entonces, en discusiones que él tenía con este hombre, mi tío le decía que se fijara lo que estaba pasando”.

Contó Florencia.

“Luis mismo lo había hablado con él y hasta le había dicho que se había comprado la EcoSport porque tiene una parte atrás en la que se escondía para seguirla”.

Señaló la joven. Y agregó: 

“Mi tío no se llevaba bien con la mujer. Yo creo que acá hay más personas involucradas, porque él es un hombre grande y no pudo haberlo hecho solo”.

Mientras tanto, en redes sociales se multiplican los mensajes de afecto en memoria de Zagari. 

“Que paguen y no salgan nunca más en su puta vida, gordo. Te voy a extrañar una banda, me quedo con todas las anécdotas juntos. Todavía no caigo, no puedo”.

Escribió Matías, un compañero de trabajo de Jorge. 

“No entiendo. ¿Por qué? La concha de su madre, este viejo hijo de puta va a pagar y toda la familia, te lo prometo. Solo me queda recordarte de la mejor manera como el buen compañero que fuiste”.





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