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Lo que dejaron las PASO en Madariaga

(Copyright©2017 | Cristian Olivera) - Atípicas, aleccionadoras y, si se las sabe leer, instructivas resultaron estas PASO 2017, acaso las últimas que nos toque vivir, dado el claro desvío de su razón de ser. No tiene sentido continuar con unas carísimas elecciones donde no se elige nada. Ni el nombre tiene sentido. Lo cierto es que muchas cosas sí quedaron en claro, en principio, la gran elección de Cambiemos y la revalidación del camino emprendido. En Madariaga, el intendente Santoro obtuvo 493 votos más que el presidente Macri o la gobernadora Vidal (los verdaderos candidatos en el orden provincial y nacional). La muestra clara de que el aporte de votos se hizo desde lo local y que apuestas de riesgo político del intendente como apoyar a los usuarios del gas en contra del Gobierno nacional, dieron su fruto electoral.

Lo contrario pasó en el Frente Renovador (Alianza 1País), donde la candidata local Guillermina Eyras no logró atraer a los votantes de Massa y el corte de boletas se reflejó en su contra con 354 votos menos que su líder nacional. No mejor le fue al PJ cuya candidata Julieta Porretti obtuvo 303 votos más que Randazzo, incluso 42 votos más que su líder local Adrián Mircovich, de pésima performance en esta elección. Lo curioso no es el resultado del PJ, esperable, sino que en un momento en que el país ha iniciado un proceso de cambio y renovación, creyeran que con el dúo Mircovich - Porretti, grandes dirigentes en su ocaso, pudieran ganar la difícil elección que se les avecinaba, con un Randazo encabezando la boleta muy lejos de sumar. Con ese lastre, debieron apostar a algo distinto, especialmente porque la sociedad esperaba el recambio generacional y aquí el mircovichismo está por cumplir un cuarto de siglo sin renovarse.

La incógnita ahora es saber qué harán en octubre con una Julieta Porretti muy lejos del escaño, si resignar una lista cuyos votos necesita Randazzo en favor de un PJ unido, o aportarle al líder y ahogar aún más a los peronistas del Frente para la Victoria. Una disyuntiva por la que pasan todos los intendentes que apoyaron al ex ministro de Cristina: jugar a fondo con sus candidatos o un apoyo sin una posterior dependencia, de la decisión que tomen ellos podremos intuir lo que ocurrirá por estos lares.

El Frente Renovador es otro de los grandes perdedores, con una apuesta fuerte a favor de Guillermina Eyras, al punto de excluir arbitraria y autoritariamente la lista del presidente del Concejo Deliberante y de su consejera escolar (la única que consiguió en Madariaga). Su candidata, tras acusarlos de no representar correctamente al Frente Renovador, apenas si superó aquellos 1229 votos logrados en las PASO 2015. Evidentemente los dirigentes que decidieron sobre los afiliados no tienen mucho conocimiento territorial, algo contradictorio cuando es su trabajo: entender el territorio.

También hubo un desacierto al municipalizar el mensaje cuando todo aconsejaba nacionalizarlo, es decir tomar lo que en el orden nacional afectaba lo local dado que el presidente es el jefe político del intendente. Había fastidio en la sociedad con el presidente, no con el intendente. Se planteó una campaña agresiva, muy al estilo del viejo FpV. Y a último momento, su candidata acusaba a las PASO como inútiles, lo cual indirectamente llamaba a no votar. Inexplicable. También influyó negativamente el voto de su concejal Darío Dell´Archiprete durante este año y medio, en todos los casos en comunión con el viejo peronismo, que también sintió el rechazo de la sociedad este 13 de agosto. Con tanto desacierto, el milagro es que hayan recibido algún voto.

Lo de Ciro Albarengo también es meritorio, incluso quienes planificaron la campaña ya que acertaron tanto con el mensaje como la forma, no solo más pacífica y unificadora sino también para aprovechar la característica de su candidato, sencillez y buen trato.

Como el gran ganador aparece el intendente Santoro, que ahora tiene la mejor duda de las que se puede tener en política: saber si en octubre serán cuatro o cinco los escaños, todo dependerá de las casi mil personas más que suelen votar en las generales y de la decisión que pueda tomar todo el arco opositor peronista perdedor (Eyras - Porretti), que incluso bajándose Porretti podría beneficiar al oficialismo, dado que la decisión de la sociedad parece estar tomada y ser irreversible.

En lo nacional y provincial, María Eugenia Vidal es como el Fangio de la política, y al dar vuelta la elección a último momento hizo recordar al gran campeón cuando cargó menos combustible para ir más ligero y así pudo ganar esos segundos que lo convirtieron en vencedor y mito. Contrarrestó incluso el mal humor por el salvaje aumento de tarifas de Macri, el lastre más grande que cargaban, ya que con su insensibilidad pareció confirmar la imputación de sus opositores, que lo acusan de gobernar para los ricos.

Y hubo grandes perdedores también, justamente los representantes de la vieja política, Rodríguez Saá, Juan Schiaretti, Florencio Randazzo y Massa. Y un gran ganador: Juan Manuel Urtubey, que tal vez en un futuro cercano englobe los nuevos valores del peronismo, todo dependerá del gran obstáculo en que se ha transformado Cristina para la renovación del partido de Perón, ya que controla la franja más importante del conurbano.

Las listas ganadoras tienen algo en común, están encabezadas por buenas personas. Tanto Ciro Albarengo como Jorge Botto son reconocidos socialmente en ese aspecto. Y la gente valoró eso. Tal vez sea la lectura más importante de estas elecciones, no más caudillismo que decide sobre sus afiliados, y convertir en un valor político el carácter.

Queda octubre donde se moverán todas las piezas; pero, aunque la política se siga alejando del sentido común, la decisión popular, que es inapelable, parece estar tomada. Es tiempo de nuevos aires.
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GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo