El ex intendente Cristian Popovich continúa respondiendo
a distinto tipo de denuncias en su contra en la fiscalía local.
La causa por la no construcción del Jardín Maternal del
barrio Belgrano y la denuncia que presentó su sucesor, Esteban Santoro, sigue
dando que hablar en el ámbito político y societario de la ciudad.
El municipio presentó su demanda en julio y sostiene que
hubo un direccionamiento para favorecer a la empresa Servicios Emiser SA en la
adjudicación de la obra, la cual no se cumplió.
Además, esa compañía fue contratada, casi de manera paralela
a la firma del contrato para hacer el jardín, en una licitación directa para
traer motoniveladoras a la ciudad para encarar trabajos pero aún no pudieron corroborarse
y el tiempo de permanencia de los aparatos en la ciudad también aparece
cuestionado.
Lo sorprendente es que Emiser no tenía antecedentes a
nivel local. Nadie la conocía pero posee fuertes lazos con el ex gobernador
Daniel Scioli. En pocas semanas, su
presidente Juan Carlos Mancinelli, llegó a Madariaga y consiguió dos trabajos beneficiosos: uno que
no se realizó porque aumentó el costo del ladrillo y otro porque no se puede
aún constatar que se haya cumplido.
Los avatares, las desprolijidades, las direcciones
truchas y demás cuestiones empujaron a
esta demanda. Aquí todo se potencia cuando Popovich sacó dinero
destinado a la construcción del jardín de una cuenta afectada –entiéndase
destinada a ese fin específico- y lo giró a una de gastos generales para poder
pagar los salarios.
Según las fuentes consultadas por Central de Noticias Madariaga
el descargo del ex mandatario local reconoce que el movimiento del dinero pero
no lo considera como un delito.
Aquí es donde comienza una nebulosa legal que confunde
legislación nacional con la provincial, e inclusive la local.
La plata provenía de un fondo afectado de Nación para
hacer ese establecimiento educativo. No se podía tocar porque así lo establece
la ley. En el juego legal, la defensa de Popovich hace uso de la ley bonaerense
de Presupuesto 2015 que permite tomar dinero asignado de cuentas, girarlo a otras en caso de la decisión del
ejecutivo y luego restituirlo.
Para que se entienda, se mezcla la normativa nacional con
la provincial y la interpretación del fiscal será determinante.
Como ya indicó en declaraciones periodísticas el ex jefe
justicialista, la idea era restituir el faltante días después cuando se
venciera un plazo fijo del municipio en el Banco Provincia. El detalle es todo
pasó a horas del recambio, nadie avisó y en marzo de este año es cuando el
Ministerio de Educación de la Nación pidió saber dónde estaba la plata.
Sobre el tema de contratación de maquinaria, según
explicó la fuente, el ensayo de la defensa es que las certificaciones de obra
deben estar en la municipalidad. En caso de que no estuvieran, se busca la
alternativa que los implicados en este desorden, los ex secretarios de Obras
Públicas Bruno Nicolini o el de Servicios Generales, Adolfo Islas, vayan a dar
explicaciones.
Igualmente, se sostiene que todo fue lícito, se busca
empujarlo a lo que es un desorden administrativo más que a una causa penal y se
descarta de plano que se haya realizado algún tipo de operación para beneficiar
a Emiser.
No obstante, si todas las piezas jugaran en su contra el
ex intendente planea una estrategia difícil y azarosa: acusar a los concejales que aprobaron por unanimidad
la contratación de esa firma constructora para la obra del barrio Belgrano.
Parece un delirio pero es real y lo más probable es que
este camino jamás prospere porque los ediles no se dedican a hacer
investigaciones de empresas que llegan como prestadoras de servicios.
Por ahora todo sigue en etapa preliminar aunque se prevé una
declaración testimonial a Popovich para que refuerce su postura y la
presentación de más documentación, por parte de la comuna, para respaldar su
posición original.
A días de la finalización del año 2016, el ex 1 de la
municipalidad sabe que, por más que brinde y pida que las denuncias en su
contra frenen o se caigan, pasará horas declarando en la fiscalía de Walter
Mercuri.




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