Tres estudiantes universitarias presentaron una denuncia
hace algunas semanas en la que aseguraban que encontraron dispositivos de
filmación instalados en sus habitaciones.
Desde el inicio, el principal sospechoso fue el dueño del
complejo a quien le alquilaban.
Luego del avance de la causa, la fiscal Nadia Schargrodsky
le pidió a la jueza Gisela Flamini el “avocamiento y la inmediata intervención
del Ministerio Público Fiscal por las denuncias realizadas en la Comisaría
Séptima”, indicó en un fallo.
Como argumento, la funcionaria remarcó la “situación de
riesgo extremo que atraviesan las víctimas”, por lo cual solicitó la inmediata
detención del acusado.
Por este motivo, la fiscal pidió medidas preventivas para
proteger a las denunciantes. Entre ellas, la prohibición de acercamiento del
hombre a la residencia, trabajo o lugares recurrentes de las estudiantes;
además de la prohibición de comunicarse o tener cualquier conducta similar con
relación a ellas.
A su vez, solicitó el impedimento del imputado a difundir en
redes sociales insultos, agravios o contenidos referidos al ámbito privado de
las jóvenes “con el fin de preservar su integridad moral, pública y privada”.
La causa quedó caratulada como “violación de domicilio (tres
hechos) en concurso real”.
La denuncia de las estudiantes
Todo empezó a última hora del 26 de noviembre, cuando una de
las denunciantes se preparaba para irse a dormir luego de un día de estudio.
“Apagué las luces y cuando me acosté escuché mosquitos. Para no levantarme,
prendí el flash del celular. Ahí vi un reflejo extraño en la ventilación, justo
arriba de mi cama”, recordó. Al acercarse, notó que ese brillo pertenecía a un
lente.
“No quería creer que era una cámara. Pensé que podía ser
algo para extraer humo o una pieza del ventiluz”, indicó. Sin embargo, cuando
grabó un video y lo envió a una amiga para que lo confirmara, el miedo se
volvió real.
A la mañana siguiente, con la ayuda de esa amiga y algunas
herramientas, retiraron el dispositivo. En su interior, había una tarjeta de
memoria con grabaciones recientes. “Cuando vi los videos me quedé pálida. Se me
bajó la presión. Ahí entendí todo”, denunció.
De inmediato, armó un grupo de WhatsApp con el resto de las
inquilinas a las que el propietario también les alquilaba. Por ese medio les
contó lo que había encontrado en su departamento, pero el problema era que
muchas no estaban en sus casas en ese momento y eso la paralizó.
“Él tenía copia de todas las llaves y lo peor es que ese día
estaba en el lugar porque vivía en el mismo edificio. Ahí pensé: ‘Se dio cuenta
porque la cámara dejó de transmitir cuando tapé el lente’”, contó.
Una de las chicas que vivía en el mismo complejo llegó poco
después del mensaje de la denunciante y juntas revisaron su departamento.
“Encontramos que ahí también había una cámara y estaba la memoria. Luego
descubrimos que en una tercera vivienda estaba el cableado y la cinta aislante
en la ventilación, pero la cámara ya no estaba”, contó.
“Me desarmé por el hecho porque sentí que nos pasó lo mismo
a todas. Cuando vimos los videos lloramos de la angustia y de los nervios, porque
nos pusimos a pensar en todo lo que podría haber grabado todo el año y las
cosas que podría haber hecho con todas esas cosas. La situación nos puso muy
mal”, sumó la joven.
Después del macabro hallazgo, las tres jóvenes hicieron la
denuncia juntas en la Comisaria VII, pero una de ellas aseguró que la respuesta
inicial de la Policía fue mínima. “Pedí medidas de protección y la detención
inmediata del dueño de la propiedad. Me dijeron que no podían hacer nada hasta
que la jueza viera la causa”, explicó.
Las denunciantes acusaron directamente contra el dueño de
los departamentos no solo porque tenía acceso a ellos, sino porque en las
tarjetas de memoria encontraron fotos antiguas de él.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo

.jpg)



Redes