Los próximos meses prometen ser intensos en el terreno
legislativo. Cuando el presidente Javier Milei encabece su tercera apertura de
sesiones ordinarias del Congreso, el próximo 1° de marzo, el Gobierno buscará
tener aprobados no solo el Presupuesto 2026, sino también las reformas
tributaria y laboral. Al menos, esas son hoy las intenciones oficiales.
Para lograrlo, las negociaciones deberán ser especialmente
productivas. El oficialismo prevé comenzar a votar los proyectos recién a
partir del 10 de diciembre, con las sesiones extraordinarias en marcha y una
nueva composición del Congreso, donde La Libertad Avanza (LLA) espera contar
con mayor músculo político tanto en Diputados como en el Senado, luego de la
victoria electoral del mes pasado.
Aun así, el margen de maniobra será acotado. No solo porque
los legisladores no se toman vacaciones de verano desde hace dos años y las
fiestas de Navidad y Año Nuevo caerán a mitad de semana —lo que limita la
actividad legislativa—, sino también porque los textos finales de las reformas
aún no están listos.
Por un lado, el ministro de Economía, Luis Caputo, y el titular
de ARCA (ex-AFIP), Juan Pazo, trabajan en el diseño de la reforma tributaria.
En paralelo, el responsable de la cartera de Desregulación y Transformación del
Estado, Federico Sturzenegger, coordina el texto definitivo de los cambios en
materia laboral. Ninguno de los dos proyectos fue girado todavía a los bloques
parlamentarios, por lo que las conversaciones formales aún no comenzaron.
La reforma previsional, por su parte, quedará para un
eventual segundo mandato de La Libertad Avanza. “Primero hay que trabajar en
los más de ocho millones de personas que se desempeñan en la informalidad y no
tienen derechos. Hay que incorporarlas al sistema para que puedan aportar,
antes de hablar de una reforma previsional”, explican en el Congreso.
De acuerdo con los planes del oficialismo, la hoja de ruta
parlamentaria comenzará con la aprobación del Presupuesto 2026 e incluirá la
discusión del proyecto de Principio de Inocencia Fiscal, presentado en junio
pasado ante la Cámara de Diputados.
Según ARCA, esta normativa busca “blindar a los ahorristas
argentinos ante futuras administraciones, para que puedan disponer libremente
de sus ahorros sin tener que demostrar de dónde los obtuvieron en todo
momento”.
Para ello, en los últimos días, el secretario de Hacienda,
Carlos Guberman, pasa más tiempo en las oficinas del Congreso, dialogando con
los legisladores, que en su propio despacho. En las reuniones lo acompaña el
diputado Martín Menem, quien en los primeros días de diciembre buscará su
reelección como presidente de la Cámara Baja.
En el Senado, el oficialismo aún no definió quién será el
presidente provisional. Falta resolver si continuará Bartolomé Abdala (San
Luis) o si lo reemplazará otro legislador, entre los que se mencionan a
Ezequiel Atauche (Jujuy), Agustín Coto (Tierra del Fuego) o Nadia Márquez
(Neuquén).
El Gobierno insiste en que ya no hay margen para prorrogar
el Presupuesto 2023, como se hizo en los últimos dos años. Al mismo tiempo,
reitera que la única condición para no vetar la nueva ley de presupuesto es que
las cuentas nacionales deben cerrar en equilibrio. “El equilibrio fiscal es
innegociable. Las últimas elecciones demostraron que la sociedad ratificó el
rumbo”, sostienen.
Luego de la discusión presupuestaria, el Ejecutivo planea
impulsar la reforma tributaria, centrada en la simplificación del sistema
impositivo y en la eliminación de algunos tributos, “en la medida en que el
equilibrio fiscal lo permita”.
En tercer lugar, se abordará la reforma laboral, con el
objetivo de dinamizar los convenios colectivos y permitir su aprobación por
empresa, en lugar de por sector. “No es lo mismo la productividad de una
empresa chica que la de una grande”, explican en el oficialismo.
En síntesis, el Gobierno apuesta a un cierre de año de alta
intensidad política y legislativa, con la mira puesta en consolidar su programa
económico y enviar señales de previsibilidad al mercado. Pero el éxito de esa
estrategia dependerá del nivel de consenso que logre construir en un Congreso
donde, pese a mejorar su representación, La Libertad Avanza aún deberá negociar
cada voto para conseguir las reformas estructurales.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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