El Gobierno nacional aseguró que el precio de la yerba mate cayó un 44,3% en términos reales tras la desregulación implementada a fines de 2023 mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023. Según un informe del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, la decisión de eliminar funciones regulatorias del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) habría generado un escenario de mayor competencia que permitió estabilizar el valor nominal del producto y mejorar la accesibilidad en góndola. Sin embargo, productores primarios advierten que la actividad dejó de ser rentable y que el precio recibido por la materia prima no cubre costos básicos.
El INYM, organismo integrado por representantes de la industria, productores y las provincias de Misiones y Corrientes, solía promover acuerdos de precios semestrales, administrar registros productivos y regular ciertos aspectos de la cadena. Con el DNU, esas facultades quedaron sin efecto y se habilitó la libre fijación de precios. De acuerdo al informe oficial, esta medida impulsó incrementos significativos tanto en producción como en exportaciones durante 2024, lo que derivó en niveles históricos de volumen elaborado.
Desde la cartera que conduce Federico Sturzenegger destacaron que “los precios reales de la yerba mate registraron una baja sostenida en comparación con el nivel general de precios de diciembre de 2023, mientras que el precio nominal se estabilizó desde julio de 2024”. Con este panorama, la producción de yerba mate canchada alcanzó en 2024 un récord estimado en 345.491 toneladas, lo que representó un aumento del 29% respecto del año anterior. Las exportaciones también marcaron un máximo histórico, con 42.695,6 toneladas enviadas al exterior, un 16,6% más que en 2023.
Para el Gobierno, estos indicadores reflejan un “círculo virtuoso” generado por la eliminación de restricciones que, según argumentaron, encarecían el producto para la industria y, en consecuencia, para el consumidor final. Además, indicaron que entre 2019 y 2023 la producción se mantuvo prácticamente estancada, situación que habría comenzado a modificarse tras la flexibilización normativa. Funcionarios sostienen que el mercado ahora presenta mayor competitividad, eficiencia y dinamismo, con efectos positivos en el volumen disponible para consumo interno y exportación.
Pese a este diagnóstico oficial, representantes del sector productor afirman que la realidad económica es desfavorable. Señalan que el precio pagado por kilo puesto en secadero ronda los $300, mientras que el costo de producción supera los $423,99 por kilo, sin contemplar gastos adicionales como impuestos o servicios de cosecha. Para pequeños y medianos yerbateros, la brecha dificulta la sostenibilidad del negocio y compromete labores esenciales como la limpieza de yerbales o el mantenimiento de las plantaciones, lo que a futuro podría impactar en la calidad del producto.
En las últimas horas, el INYM publicó su informe periódico, donde se detalla que entre enero y septiembre de 2025 se procesaron 863.566.554 kilogramos de hoja verde, cifra superior a la registrada en 2023, pero inferior a la de 2024. Además, el organismo informó que la salida de yerba mate al mercado interno totalizó 207.103.486 kilos durante los primeros nueve meses del año, lo que implicó un aumento del 7,06% respecto al mismo período del año anterior. En tanto, las exportaciones acumuladas alcanzaron 41.954.076 kilos, con un incremento del 26,46% en comparación anual.
Para el Gobierno, la reducción del precio real al público habría favorecido el consumo en el mercado interno, ya que el valor ajustado por inflación alcanzó en julio de 2025 su nivel más bajo desde marzo de 2023. Las autoridades remarcan que la apertura del mercado permitió aprovechar oportunidades internacionales, consolidar nuevos destinos comerciales y mejorar la competitividad externa del producto.
En contraste, productores como el misionero Juan Manuel Jones sostienen que la rentabilidad está comprometida. “La situación es crítica. Los productores de yerba mate no están limpiando los yerbales porque no alcanza para cubrir los gastos. No llegamos a cubrir los costos de producción”, señaló. También advirtió que, en estas condiciones económicas, muchos pequeños establecimientos podrían abandonar la actividad, lo que generaría impactos laborales en el sector rural.
La industria elaboradora, por su parte, recibió con buenos ojos la desregulación al considerar que la eliminación de precios mínimos mejoró la flexibilidad de compra y generó condiciones que favorecieron la exportación. No obstante, especialistas advierten que, si persiste la caída de ingresos para productores primarios, podrían generarse tensiones en la base de la cadena que afecten la oferta futura.
Aunque el debate continúa abierto, el escenario actual muestra una profunda divergencia entre la visión del Gobierno, que destaca eficiencia y competitividad, y la del sector primario, que reclama un esquema que permita cubrir costos y sostener la producción.
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo
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