Home Ads Home Ads

"Unidad en la superficie, fractura en el fondo: el peronismo está roto"


Home Ads

 


El cierre de listas bonaerense dejó en evidencia una estructura desgastada, enfrentada y sin conducción común. Aunque se evitó una ruptura formal, lo que quedó fue una unidad forzada y marcada por desconfianzas profundas.


Por más que el peronismo haya logrado cerrar una lista de unidad en la provincia de Buenos Aires, el proceso estuvo atravesado por una tensión que no se disimula. Durante toda la jornada del sábado y buena parte de la madrugada del domingo, la principal fuerza opositora al gobierno nacional vivió una de sus internas más crudas. Las disputas no solo giraron en torno a los nombres, sino a quién tiene el control real del aparato partidario. Lo que se vio no fue una mesa de acuerdos: fue una mesa de guerra fría entre facciones que desconfían profundamente entre sí.


La disputa entre el sector alineado con el gobernador bonaerense y el que responde al liderazgo de La Cámpora fue total. Se cruzaron acusaciones, vetos, ultimátums y amenazas de ruptura. A pesar de una aparente voluntad de consenso durante la semana previa, el sábado todo se resquebrajó. Desde el entorno del gobernador acusaban a la agrupación liderada por el hijo de la ex presidenta de querer imponer sin negociación los lugares clave. Desde el otro lado, aseguraban que el mandatario buscaba romper la unidad y avanzar con un armado propio. No hay proyecto común, ni siquiera se comparte una hoja de ruta electoral. Solo el miedo a un colapso final empujó al acuerdo.


La conducción partidaria brilló por su ausencia. Sin una figura capaz de ordenar y mediar, el cierre fue un tira y afloje que se resolvió, literalmente, en la madrugada y con cortes de luz en medio. La crónica de los hechos da cuenta de una pulseada sin armonía. La unidad fue producto del pragmatismo, no de la estrategia. El resultado: Gabriel Katopodis encabezará la Primera Sección Electoral; Verónica Magario, la Tercera; Diego Nanni, la Segunda; Diego Videla, la Cuarta; Fernanda Raverta, la Quinta; Alejandro Di Chiara, la Sexta; María Inés Laurini, la Séptima; y Ariel Archanco, la Octava. El massismo logró ubicar a Malena Galmarini en el segundo lugar de la Primera, y La Cámpora, a Facundo Tignanelli en el mismo escalón de la Tercera.


Pero detrás de los nombres, el trasfondo sigue siendo crítico. El Movimiento Derecho al Futuro (MDF), apadrinado por el gobernador, logró imponerse en los lugares clave, aunque esto no garantiza cohesión interna ni disciplina electoral. La noche anterior al cierre fue un fiel reflejo de un sistema político peronista agotado, sin conducción nacional clara, con liderazgos enfrentados y sin una visión compartida de futuro. Lo que se vivió fue el anticipo de una campaña que será disputada no solo contra el oficialismo nacional, sino también entre sus propios sectores.


El peronismo está roto. No hace falta una fractura institucional para notarlo: lo están sus relaciones internas, su confianza mutua, su narrativa común. El cierre de listas no curó las heridas, solo las tapó por unas semanas. Lo que venga ahora, en plena campaña, será la verdadera prueba de si esta unidad aguantará o si el cascarón se quebrará cuando se midan los resultados. Lo cierto es que la frase que circuló en la noche del sábado en decenas de chats peronistas —“se rompe o se arregla”— ya tiene respuesta: no se rompió, pero definitivamente no se arregló.


Home Ads

Home Ads
GENERAL JUAN MADARIAGA El Tiempo